El resto de los días de vacaciones se fue demasiado rápido, al igual que Navidad, celebramos el Año Nuevo en la playa y luego salimos de parranda a una de las tantas fiestas que se organizaban en la ciudad a orillas del mar, fuimos a un parque de agua, repetimos el paintball e incluso hicimos una excursión para hacer snorkell. Pero todo en esta vida tiene un final y, por más de que ninguno de nosotros quería irse, en nuestros hogares nos esperaban los libros para estudiar para nuestros exámenes de ingreso a la universidad.El viaje de regreso fue un poco más incómodo que a la ida porque Demonio iba con nosotros pero nos la supimos arreglar. Llegamos bastante cansados luego de diez horas de viaje, con ganas de una buena ducha y la comodidad de nuestra cama; Kentin fue dejándonos uno por uno en nuestras casas, hasta que llegó a la mía.—Muchas gracias por todo esto, de verdad —le dije mientras le daba un beso—. Pasé unas vacaciones geniales.—De nada —me dijo acariciando mi rostro, pegó
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