Todos los capítulos de ¿Cómo conocí a mi sugar Daddy?: Capítulo 41 - Capítulo 50
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41. Demuéstrame tu infierno.
Antes de que la chica se diera cuenta, la tenía de nuevo acorralada, pero esta vez contra una gran estatua de mármol que contaba con una repisa que resultaba muy adecuada para lo siguiente que haría el abogado. Deslizó las manos por sus piernas y de ahí a sus glúteos, sería muy directo, muy rudo para que ella lo frenara antes de iniciar y asi por fin terminar con esa tontería.Era una sensación y emociones diferente las que le provocaba ese hombre a Eloise, podía notar como él deseaba disuadirla, asustarla, pero en vez de conseguir ese tipo de reacción, lo único que le provocaba era todo lo contrario. Hacia crecer todavía mas su excitación y sus ganas hasta el punto en que deseaba que la tomara, que se dejara llevar. Si él era el diablo, tal y como aseguraba, ella deseaba quemarse, descubrir las llamas que escondía entre sus brazos y por supuesto que no le frenaría, porque queria entrar en ese infierno del que hablaba.Mathew bajo por el cuerpo de la joven con sus manos hasta los glút
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42. No estuvo nada mal abogado.
Mantuvo una mano en su cuello sin privarla de aire, pero si haciéndole sentir el control que ejercía sobre ella y coló la otra mano entre sus cuerpos buscando el botoncito de placer que sabía que escondía entre sus pliegues encontrándose hinchado y necesitado de atención, una atención que él le daba con demasiada habilidad como para que ella lo resistiera por mucho tiempo, a medida que se hundía en su interior sin descanso, con furia volvió a inclinarse sobre ella para besar su cuello, obligándose a no marcar su piel allí, para que sus marcas no fueran visibles, pero sí lo haría al bajar nuevamente por su escote llenando esa zona de marcas porque aunque no quisiera nada serio él era un amante dominante que dejaba su huella sobre cada cuerpo que poseía.Eloise no tardó en llegar al clímax, apretando entre sus paredes internas la dureza de su amante, mordiendo sus labios, para no suplicar por un beso que sería su ruina, porque si ese hombre la besaba sería incapaz de sacarlo de su siste
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43. Tranquilo no pasa nada, es solo una cena.
Marius caminaba en dirección al comedor, llevando a Noelia de su mano, suponía que al ver allí a su exesposa ya sabría que se la encontraría compartiendo mesa con ellos, pero entonces le pasó por la cabeza que tal vez no lo esperaba y debía prepararla antes.— Noelia…—paró unos metros antes de llegar al salón y dijo su nombre con ese habitual acento francés que a la chica tanto le estremecía, y no era que no estuviera acostumbrada a ese acento, su madre, a pesar de los años que llevaba viviendo en los estados unidos, aún conservaba cierto tinte de ese acento en sus palabras, pero en Marius tenía un efecto casi hipnotizante —Lucrecia también estará en la cena, verás, compartimos la custodia de Bruno medio año cada uno, así que ella permanece en esta casa cuando le toca, es al acuerdo que llegamos cuando nos divorciamos. Pero tranquila estarán también mis dos hermanas, el esposo y mi hermano pequeño y también mi sobrino. Solo es por hoy, mañana estaremos de vuelta a casa.Aunque no le g
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44. La única razón por la que vuelvo aquí todos los años es Bruno
Imaginar lo que harían esa misma noche hizo enrojecer a Noelia quien bajó la mirada, tomando un pedazo de pan de que habían colocado a un lado de la sopa que sirvieron como entrante de la cena.Eloise se sorprendió por la forma que el hombre sentado en la cabecera principal de la mesa hizo que todos los comensales le prestaran atención y acatarán sus palabras, como si fuera una orden, la americana jamás se hubiera imaginado ver a un hombre así fuera de las películas y, pese a que a ella le gustaban los hombres con carácter y presencia, Phillip Lorraine le causó un desagradable temor en lugar de algún tipo de interés. Por lo que nuevamente volvió a fijar la mirada en su amiga y el hombre a su lado. Eloise no dudaría en enfrentarse a toda esa familia por su amiga, sin importar lo aterradores que estos pudiera ser para ella.Además, que de haber una fiesta también tenía oportunidad de poder bailar con el abogado sentado a un lado de ella, idea que le empezaba a apetecer demasiado.La cen
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45. ¿Cómo podría ser suave y contenerse con ella?
Cuando Marius llegó a la habitación abrió el picaporte con algo de dificultad, pero lo que no haría sería soltar a Noelia, la joven se había quedado dormida en sus brazos y, por extraño que pareciera, la forma en que los brazos de Noelia rodeaban su cuello, aferrada a él, su expresión de calma y esa belleza perfecta y natural, lo tenían maravillado, no quería que absolutamente nada perturbara su calma.Entró con la chica en brazos y la dejó con suavidad sobre la cama, era una pena que se hubiera dormido, realmente la deseaba, la deseaba muchísimo, pero no había prisa, podría ser al día siguiente u otro, sonrió al ver como se acomodaba en la cama buscando la mejor posición para dormir y Marius negó, no podía dejarla toda la noche vestida, aunque era completamente contrario a tocar una mujer que no estaba consciente de nada.— ¿Por quitarle la ropa para que duerma cómoda no pasa nada, verdad?— se preguntó a sí mismo y luego negó como si esa fuera la respuesta a su propia pregunta.Mariu
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46. Deja que lo haga yo querido…
Lucrecia pensó que no había necesidad de hablar simplemente de hacerle sentir su presencia, de hacer que sus cuerpos se rozaran, mientras sus manos recorrían su torso, jugando con sus tetillas, y sus labios dejaban besos, no solo en su espalda, sino también en sus hombros.Ese hombre poseía un hermoso cuerpo, que parecía acumular perfección con la edad en lugar de lo que le ocurría a la mayoría de seres humanos ¿Cómo diablos podría ella dejarse ganar por una mocosa? Nunca, jamás lo haría.El olor de la excitación de su ex llegó de golpe hasta las fosas nasales de la francesa, haciendo que su entrepierna también se humedeciera, imaginando lo que pasaría entre ellos, por lo que no dudó en llevar su mano derecha hasta la mano de Marius, la cual lo masturbaba en ese momento.— Deja que lo haga yo querido… Déjame ayudarte — susurro a su oído con su cadencioso acento francés.—¿Lucrecia?— solo de escuchar su voz, el calor que lo recorría se convirtió en hielo, lo primero que hizo Marius fue
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47. Eloises, tú no eres una cobarde.
Mathew rogaba por qué los pasillos del jodido castillo se acortarán por arte de magia y llegar cuanto antes a su habitación, las insinuaciones de la chica lo tenían nervioso, alterado y a punto de perder el control de nuevo, sobre todo al tener todavía muy presente y fresco el recuerdo de cómo la había tomado en el laberinto solo unas horas antes no ayudaba a que pudiera recobrar la cordura con facilidad.— Bueno, por fin llegamos — el alivio se sintió en su voz cuando paró frente a sus puertas observando la de la chica e indicando con un gesto de la mano que entrara — Espero que duermas bien, Eloise — observó su rostro y sus labios tenía deseos de besarla ¿En qué estaba pensando? Ni siquiera la había besado mientras la follaba, él jamás besaba a sus amantes y si no lo hacía durante el sexo, mucho menos lo haría frente a su puerta para despedirla como un jodido adolescente despidiéndose de su novia después de una cita.Se giró para agarrar el picaporte de su puerta y la abrió entrando
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48. No es a mí a quien debe gustarme.
— ¿Cómo te gustaría que te llamara?— le preguntó la joven con voz atrevida, llevando dos de sus dedos hacia su boca, mojándolos, lo suficiente, antes de llevarlo en medio de sus piernas, bajo sus braguitas, acariciando su clítoris, cerrando sus ojos, mientras llevaba su mano libre por su cuello, imaginando que eran los labios del abogado acariciando su piel con sus labios.— Por mi nombre — él estuvo a punto de pedirle que lo llamara amo, pero eso sería adquirido algún tipo de responsabilidad sobre ella y no pretendía hacerlo.—Matthew… — jadeo casi sin aliento al abrir con sus dos dedos los pliegues de su intimidad, sintiendo no solo el roce de sus dedos, también el roce del encaje de sus braguitas, al hacerlas a un lado.Sus caderas se movieron hacia arriba, justo cuando la mano en su cuello llegó hasta sus senos, los cuales amasó con sus manos hasta llegar a su pezón y jugar con él.Era una delicia verla así, tan joven y a la vez tan entregada a satisfacerlo, casi podía comprender
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49. Todavía no tengo suficiente.
Mat no se amedrentó, la idea era hacerla, disfrutar, si, pero a la vez asustarla para que no volviera a buscarlo, así que no entraba en sus planes follarla, solo usar su boca para desahogarse de la excitación que le provocaba lo que veía y hacerla terminar sin llegar a tocarla. Una tortura porque lo único que deseaba en ese momento era poseerla con las mismas ganas con las que la agarró del cabello para pegarla a su pelvis y empujarse en el interior de su garganta, embistiendo sin ninguna restricción mientras el ritmo en que el brazo hidráulico se movía se incrementaba cada vez más.— Así Eloise aprieta los labios ¡Qué Boca joder!— exclamó viendo los ojos llorosos de la americana y cómo a pesar de ser brusco seguía aguantando cada uno de sus duros movimientos— Mierda … Me corro— no tardó demasiado en dejarse llevar y empujarse un par de veces más en su boca, al primer chorro de semen le precedieron un par más que dejó caer sobre sus senos para luego acariciar y estimular más esa zona
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50. ¿Te hice daño?
— La doble penetración es uno de mis fetiches, pero no me gusta compartir con nadie a mis amantes, al menos no mientras están conmigo — Explicó mientras llevaba su erección a la dilatada entrada del trasero de la chica y en una dura embestida se hundía en su interior.Ella tenía deseos de decirle que no le gustaban los tríos, pero no dijo nada, simplemente, mordió sus labios, humedeciéndolos en el proceso, pensando en porque deseaba explicarle algo a ese hombre. Gimió cómo una gata en celo justo cuando el ardor por sus manos recorrió su trasero, no solo una sino dos veces.Eloise estaba disfrutando con el dildo de su trasero, pero cuando lo sintió entrar en ella de manera firme y dura en su interior. Se sintió estremecer por completo, su intimidad se humedeció aún más, por lo que estuvo a punto de correrse solo con sentirlo dentro—Matt… — jadeo su nombre con fuerza, arqueando su espalda, alzando más su trasero, deseando que él la tomara de manera salvaje, que la dominará, por lo que
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