34. Marius no me hagas rogarte.
Noelia enloquecía con cada roce, con cada palabra que ese hombre le regalaba, su cuerpo parecía arder en cada una de las caricias de esos dedos, en la forma en que erizaba su piel al tocarla, con la boca, los labios, los dientes y la lengua que parecían querer devorarla, querer consumirla y rendirla ante sus atenciones.Lava era lo que él hacía correr por las venas de la chica, podía sentir su sexo, palpitar de anticipación a lo que se imaginaba sería sentirlo dentro, en esos momentos a Noelia le importaba muy poco si le dolía esa primera vez, lo que le importaba era que ellos dos serían uno, que se entregaría a ese hombre que la llevaba de una intensa necesidad que le hacía sentir todo el cuerpo arder sin apenas esfuerzo.— Marius no me hagas rogarte, no una vez más... por favor... te quiero, te necesito, hazlo ya.Era lo único que el francés necesitaba, una última confirmación de que estaba realmente decidida a sentirlo dentro, de que lo deseaba tanto como él a ella. Le besó el cuel
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