131. Epílogo.
Noelia se encontraba sentada en uno de los cómodos sillones del jardín de la imponente mansión de los Lorraine. No podía evitar sentirse un poco abrumada por la belleza del lugar, pero también agradecida por la cálida acogida que había recibido de Marius y su familia desde que comenzaron su relación.Hacía apenas un par de años que Noelia había tenido que preocuparse por cada centavo para pagar la renta de su modesto apartamento y mantener su beca universitaria. Ahora, sin embargo, se encontraba disfrutando de la tranquilidad y la comodidad de la vida de lujo que Marius podía ofrecerle.A pesar de ello, Noelia no había olvidado sus raíces y seguía trabajando duro para mantener su independencia económica y su carrera profesional. Pero en ese momento, mientras disfrutaba del sol de la tarde y la belleza del jardín, se permitió el lujo de simplemente relajarse y disfrutar del momento presente.No obstante, aunque Noelia solía decir que no creía en los cuentos de hadas, en ese momento se s
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