De la espesa y vacía negrura sólo quedaba transparencia y voces lejanas, mi ser dentro de mí era un pequeño ovillo, un pimpollo que a pesar de estar en el comienzo de su vida le era inevitable estar marchito. Así estaba mi alma, desolada, desconsolada. Me negaba firmemente a abrir mis ojos, a enfrentar una vida sin él, simplemente no podría.No comprendo a veces las decisiones del Ser supremo que se encuentra arriba en el cielo, juro que no. Aunque no supe a ciencia cierta si Mateo me amaba o no, en sus ojos vi algo que hizo que mi corazón se calentará, su mirada era una totalmente llena de preocupación por mi, eso es un sentimiento.¿Cómo alguien podría preocuparse y entregarse a la muerte por ti si no siente nada? Es ilógico.Ahora no sé si me amaba, nunca sabré si en verdad me amaba. Él me lo dijo, me lo confesó ese terrible y a la vez maravilloso día en la cabaña, dijo que me amaba, pero la confusión me embarga y ahora no sé si todo eso sea cierto.Ahora mismo no sé dónde estoy,
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