85. LA VERDAD II.
—Esto no está bien —las mejillas sonrojadas de la mujer eran preciosas, sus pecas se veían más lindas que nunca.—Lo sé, pero tu…—Si nos descubren…—No va a pasar nada, somos adultos, Lára —los labios del hombre rodaban libres por el cuello delicado y delgado de Lára.—Gisli, por favor —era una súplica por parte de la mujer, lo deseaba, lo necesitaba.Lára no había sido tocada en poco más de una década por ningún hombre, su esposo ya no despertaba ningún tipo de pasión en ella, más bien sentía terror y asco con su sola presencia. Desde que sus hijos habían nacido, no habían muestras de cariño ni nada parecido, todo era indiferencia y golpes. Veía como día tras día entraban y salían mujeres de su casa, tenía claro que su esposo era un hombre apuesto, demasiado, más que el promedio de los que rodeaban la gran nación. Pero estaba completamente corrupto en su interior, allí en donde nadie lo veía era tan desagradable como el olor a azufre, tenía la mente podrida, su ambición era más gra
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