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Todos los capítulos de Herederos para el Enfermo CEO: Capítulo 61 - Capítulo 70
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CAPÍTULO 61. MI MUJER
Un impacto hizo que Madison abriera los ojos de golpe, sintiendo que su corazón latía acelerado. Con rapidez se puso de pie y se dirigió a la ventana, entonces observó que había varias patrullas en el exterior de la casa, pero no lograba comprender qué estaba pasando. Decidió regresar a la cama, imaginando que había un pleito en la calle, justo cuando volvía a cubrirse con las cobijas, una ráfaga de impactos, la asustaron, en ese momento, los pequeños se despertaron gritando y llorando. Madison los abrazó con fuerza y los llevó al piso, permaneciendo a su lado. —Aquí estoy —les habló con firmeza—, yo los voy a cuidar —manifestó cubriéndolos con una cobija. Las pequeñas manos de los niños sujetaron con fuerza la blusa del pijama de ella. —Todo va a estar bien —murmuró. Instantes después, escuchó como derribaban el portón de la entrada, su corazón se agitó. —Esto debe ser obra de James —su voz tembló. — ¿Se encuentran bien? —el señor Adam gritó al abrir la puerta. —Sí —contestó
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CAPÍTULO 62. UN CORAZÓN DOLIDO
New York, Estados Unidos.Horas más tarde.Alexander caminó a grandes pasos por los pasillos del hospital, acompañado de Luke, su corazón latía agitado, abrió la puerta de la habitación de su hermana y observó que Hanna y Noah se encontraban dormidos juntos en la misma cama.—El pequeño no se ha querido separar de su hermana —Ralph se puso de pie y se acercó a ellos.La barbilla de Alexander tembló al escucharlo.— ¿Cómo se encuentran mis papás? —cuestionó.Ralph se aclaró la garganta.— ¿No… han hablado con el médico? —indagó con la voz inestable.—No, entramos directo a la habitación de Hanna —explicó Luke, sin poder dejar de ver aquella escena de Noah y Hanna, deseando poder despertarla y abrazarla con fuerza a él.— ¿Sabes cómo se encuentran? —preguntó Alexander.El hombre señaló hacia el pasillo, para que salieran y pudieran hablar afuera. Ralph caminó hacia la sala de espera y tomaron asiento los tres.— ¿Qué ocurre? —cuestionó Alexander, con nerviosismo.—No sé cómo decirle est
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CAPÍTULO 63. LOS VOY A ENCONTRAR
Alison ingresó a la cocina para comenzar a preparar los alimentos, finalizaba de lavar unos tomates, cuando algunos comentarios de sus compañeras, la hizo desviar su atención.—Es una desgracia lo que le ocurrió a esa familia. —Una de las mujeres dijo.—Ni con todo el dinero del mundo, pudieron hacer nada para que ese loco no les hiciera daño, ya ves que dicen que asesinó a la señora Walton.— ¿Cómo? —Alison preguntó y se acercó a ellas. — ¿De qué están hablando? —averiguo.— ¿No te has enterado? —intervino Isabella, la mamá de María, quien acababa de integrarse para colaborar.—No, ¿qué ocurre con la familia Walton? —indagó con nerviosismo.—Anoche se metieron a la residencia de la familia, y… les dispararon a los señores Walton.El corazón de la chica se estremeció.— ¿Madison se encuentra bien? —preguntó temblando.— ¿Los conoces? —Isabella indagó con curiosidad.— Contesta mi pregunta —habló con desesperación.—Esos hombres se la llevaron…, y también a uno de sus hijos.La joven
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CAPÍTULO 64. ¿QUIÉN HABLA?
Aprovechando que James estaba en la ducha, Madison abrió la puerta de aquella casa con la esperanza de poder averiguar en dónde se encontraban y cómo estaba el panorama, intentaba saber si habían más casas, o si se escuchaba algo más que silencio, pero no lo consiguió en cuanto la luz del día se reflejó en sus pupilas, un hombre cubrió la entrada.— ¿Qué se le ofrece señora? —el corpulento hombre inclinó su rostro y gruñó como si fuese un perro embravecido.Madison lo miró apesadumbrada.—Ayúdenos por favor —suplicó con voz trémula—, mi esposo es un hombre con mucho poder, puede darle mucho más de lo que James le ofreció —susurró, volteando hacia la habitación de él para no ser sorprendida, pienselo. —Intentó dar un vistazo en puntillas y cerró la puerta con cuidado, regresó a la habitación en la que pasaba con su pequeño y puso el pestillo.— Mami —Liam salió debajo de la cama. — ¿Pudiste ver la calle? —preguntó.—Sí, cariño —mintió—, estoy segura que papá va a venir pronto por nosot
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CAPÍTULO 65. LONG ISLAND
—Aló, aló —volvió a repetir Alexander, ¿sigues ahí? —gruñó lleno de rabia—, se cortó la llamada o me colgó.—No puede ser —Luke bufó.—Me siento impotente, ese hombre está dispuesto a dar información, ¿por qué demoni0s me colgó?—Quizás tuvo un contratiempo, recuerda que están en manos de ese desgraciado.—Tienes razón, hay que ser prudentes y esperar a que ese hombre vuelva a llamar. Ingresaron a la habitación, tomaron asiento, Alexander recargó la cabeza sobre el respaldo del sillón.— ¿Qué ocurre? —Hanna cuestionó.—Seguimos sin noticias de ellos —Luke se acercó a su cama y besó su frente, sintiéndose agotado.—Me preocupa que nadie se pueda hacer cargo del… funeral de mamá. —Su mirada se cristalizó—, no hemos tenido cabeza ni para eso. —Cubrió sus labios.Alexander cerró sus ojos sintiendo náuseas.—Yo puedo ayudarlos —Alison dijo de inmediato y miró a Mike. — ¿Me ayudarías? —preguntó.Mike sonrió con ternura.—Sí, con todo gusto —respondió de inmediato.—No deseo abrumarlos, ¿a
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CAPÍTULO 66. ¿DE QUÉ LADO ESTÁS?
—El sonido del móvil del hombre que llamó a Alexander timbró, frunció el ceño con extrañeza y se movió de la puerta, el lugar que se había asignado para vigilar.— ¿Quién habla? —preguntó con voz áspera.—Soy Alexander Walton —manifestó.Abrió los ojos de par en par, entonces volteó hacia los lados para asegurarse no tener a nadie cerca.— ¿Cómo averigüo mi número? —indagó agitado.— ¿No adivinas? —preguntó.—Le dio aviso a la policía —susurró aterrado.—Bingo —contestó él—, quiero hacerte una pregunta, de eso depende tu futuro —indicó enérgico.— ¿Qué quiere saber? —pasó saliva con dificultad.—Dime… ¿De qué lado estás? — ¿Por qué me está haciendo esa pregunta? —indagó sin dejar de vigilar que nadie se acercara.—Por casualidad, vine de visita a Long Island. —Alexander inhaló profundo, deseando tener alguna respuesta certera. Sus manos sudaban frío.— ¿Están aquí? —preguntó agitado.Alexander ladeó los labios y sonrió, dirigió su verdosa mirada hacia el oficial de la policía, quien
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CAPÍTULO 67. NO ME LA PUEDEN QUITAR
Al ver que James se giró en su eje al escucharse aquel estrepitoso ruido, Madison aprovechó para abrir la puerta con rapidez, y salir de la habitación corriendo en dirección a el cuarto donde su pequeño Liam lloraba incesablemente y la llamaba.—¡¡¡Mamá!!! —gritaba con gran desespero, pateando la puerta con sus pies y sus manos.En cuanto abrió la puerta, y al no tener claridad de lo que ocurría la cerró colocando el pestillo.—Ya estoy aquí. —Lo abrazó con fuerza y corrió del otro lado de la cama, acostándose una vez más ahí. —Tengo mucho miedo —Liam dijo completamente aterrado.—Tranquilo, tranquilo —Madison frotó su pequeña espalda—, nada te va a pasar —mencionó, protegiendo con su cuerpo el de Liam.—Estoy a tu lado, estoy contigo, yo te cuidaré confía en mí —solicitó.—No me dejes, mami —suplicó temblando de miedo.—No lo haré, lo juro. —Madison besó su cabeza y sujetó una de sus manos con la de ella.***James abrió los ojos de par en par al ver cuando salía Madison huyendo con
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CAPÍTULO 68. NO APAGUES LA LUZ
—Tenemos que trasladarlos a un hospital —indicó uno de los paramédicos, interrumpiendo aquel encuentro.—Iré con ellos —Alexander se aclaró la garganta. Dirigió una cálida mirada hacia su esposa y caminaron hacia el interior de la ambulancia.—Necesitamos revisar al pequeño, que no se encuentre herido —refirió aquella mujer.Alexander afirmó con la cabeza, ayudando a recostar a Madison, entonces se dio cuenta que iba descalza, además que la cobija apenas cubría la mitad de sus muslos. Inhaló profundo al ver lo demacrada que se encontraba, además de que su cabello estaba húmedo y lucía algunos cardenales sobre su cuello, sintiendo un desgarrador dolor que tuvo que tragarse.Cuando la paramédico intentó retirar la cobija que le habían proporcionado, ella opuso resistencia.—Tengo mucho frío —justificó su resistencia a que la descobijaran—, estoy bien, no tengo ningún hueso roto. —Liberó algunas lágrimas.—Permítame uno de sus brazos, por favor, tengo que tomarles la temperatura, signos
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CAPÍTULO 69. LO AFRONTAREMOS JUNTOS
Luke entró a la habitación, observando que Hanna despertó con el ruido, se acercó a ella y besó su frente.— ¿Cómo te sientes? —cuestionó bajito.—Bien, espero que antes del mediodía me den de alta —susurró.—Espero que sea así —Luke la tomó de la mano.— ¿Necesita algo, señor? —Ralph se reincorporó, sin poder descansar.—Sí, es hora que vayas a descansar —dijo—, te estamos muy agradecidos por haber apoyado a la familia, pero ya te ves muy agotado. Ralph dio un largo bostezo.—Aun tengo fuerzas para seguir haciéndolo —aclaró.—No lo dudo, pero será mejor que duermas lo suficiente, para que descanses, acabo de solicitar un taxi, para que te lleve a la casa.El hombre se puso de pie y tomó su chaqueta.— ¿Está seguro?, Usted tampoco ha dormido nada.—Sí, anda a descansar, si deseas tomarte un par de días, hazlo.— ¿Usted le explicará al señor Alexander mi ausencia?Luke y Hanna sonrieron.—Estoy seguro que lo entenderá —respondió—, no te preocupes yo le explico que te di los días.—Nos
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CAPÍTULO 70. TANTO QUE APRENDER DE TI
La tomó con delicadeza y la ayudó a recostarse a su lado, encendió su reproductor y buscó música para relajarse.—Descansa, prometo que estaré pendiente de los niños y de ti —explicó. —Tomó el medicamento que tomaba y un vaso con agua.En cuanto las suaves notas del piano se comenzaron a escuchar, acompañado de otros sonidos, Alexander encendió un viejo proyector que tenía guardado en la casa de sus padres, entonces un cielo estrellado en tonos azul celeste, negr0, acompañada de estrellas brillantes se reflejó.Madison sonrió, sintiendo una gran tranquilidad, cerró sus ojos para intentar dormir, esperando poder conseguirlo.—Gracias, siempre logras hacerme sentir mejor —mencionó bajito, hasta que logró quedarse dormida en profunda paz.Sin embargo, para Alexander, no fue así, su mirada estaba perdida entre aquellas proyecciones, cada que parpadeaba escurrían gruesas lágrimas sobre sus mejillas, sin parece tener fin.«Yo también hubiera hecho lo mismo», pensó para sí mismo. Se acercó a
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