Paula se levantó con un fuerte dolor de cabeza, cada día su dolencia se acrecentaba, por lo que decidió no salir a laborar, aunque el dinero le hacía mucha falta.—¿Puedes llevar a Cristhopher a la escuela? —pidió a Luciana—, no me siento bien —indicó.Luciana, inspiró profundo la miró con pesar.—Tranquila, duerme un poco, yo me haré cargo del niño —aseguró y le pasó un analgésico a su amiga con un vaso con agua—, toma la pastilla —solicitó.Paula asintió, se tragó la medicina, y luego cerró los ojos con fuerza, intentó dormir.—¡Mami! ¡Mami! —exclamó el pequeño Cris, tocándole las mejillas.—Deja dormir a tu mamá —solicitó Luciana—, está un poco cansada.El pequeño parpadeó, y luego enfocó sus enormes ojos azules en su mamá.—¿Otra vez está enferma? —cuestionó, sus labios formaron una fina línea, haciendo un puchero.Luciana, se aproximó al chiquillo, se agachó a su misma altura.—Solo está cansada, no llores, mejor ven te ayudo con tu uniforme —solicitó.—Yo puedo solo, ya soy gran
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