BRENTTHace años… Gotas de sudor recorren todo mi cuerpo, siento el imperioso deseo de terminar con esto, es placentero, al menos para mí, entro y salgo del cuerpo de Ariella, la mujer que amo, mi esposa, mi maldita esposa. Ella abre las piernas para recibir todo lo que tengo para ella, no obstante, hay algo que notó, y es que en su rostro no parece haber algún rastro de satisfacción. —Te amo —le susurro. Hace años que no cogíamos, no teníamos tiempo, y ahora, que prácticamente no tuvo más opción, parece que follo con una muñeca sin vida. Siento su rechazo. Ella piensa que no me doy cuenta, pero lo hago, cuando termino de eyacular dentro de ella, solo cierra las piernas, intento darle un beso en los labios, lo recibe con una sonrisa fingida. Pero no hay más, solo eso, un simple beso en los labios, casto y puro, no hay pasión, no hay amor, no hay nada, ¿por qué me aferro tanto? Porque la amo, esa es la realidad. —¿Todo bien? —le pregunto. Hago a un lado el cabello que se le pegó
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