La cabeza me va a estallar, es como si hubieran pasado sobre mí diez caballos de carreras. Pero eso no es lo importante, no, nada que ver. Chloë me odia. Evelyn no ha podido caer más bajo. Y yo, yo estoy destrozado. Después del numerito de mi ex, he intentado hablar con Chloë, le he escrito mil mensajes, y dos mil llamadas perdidas, y nada, no hay manera de que me conteste. ¿Puedo culparla? No, la única culpable aquí, es la loca de Evelyn. Y lo peor de todo, es que no puedo demostrar que me drogara. Al parecer la Escopolamina, o Burundanga, es una droga que desparece del organismo a las pocas horas, y no deja rastro. Y tampoco puedo recordar nada de esa noche, solo que llegó a mi casa y luego mis recuerdos desaparecen. No sé qué hizo mientras yo estaba inconsciente, ni como logró que hiciera lo que ella quería. Solo sé que esa maldita loca, consiguió lo que quería. Separarme de Chloë. —No quiere hablar conmigo, y ni siquiera he podido verla —l
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