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Todos los capítulos de Me Retas A Vivir Siempre: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Capítulo 3: Boom, Boom (Parte 5)
Nos acercamos a la terraza, los olores me reciben y estamos en el paraíso. Suelto mis cosas encima de la tabla junto a las demás. Tiara le da un plato con una hamburguesa gigante a Fabi. Me dirigí hacia la mesa dónde está toda la comida, agarré pan y empecé a poner la carne. Se acerca Tiara, me da en el hombro y me quitó la apenas hamburguesa. La miré sorprendido, tendrá mucha hambre.—Tranquila es toda tuya —alcé las manos en rendición—. Por poco me arrancas la mano, si estás hambrienta, adelante —la insté con la mano y señalé los ingredientes para que nos sirvamos a nuestro gusto—, por ti aguanto hambruna. —No seas baboso —me regañó tiernamente, esa cara no muestra enojo—. Ya comí dos hamburguesas en lo que estaban en el agua —acomodó la carne que había puesto yo—. Tenía la de Fabian porque conozco sus gustos —sus ojos curiosos ha puesto en mí—. Dime como te gusta y la sirvo. No deja de sorprenderme mi chica, pero iba a quitarle la hamburguesa y ella la aparta.—Puedo hacérmela so
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Capítulo 4: ¿Siempre estarás Ken? (Parte 1)
Tiara Nunca me imaginé escapando de mi casa y aprendiendo a surfear. Estoy en la arena con Ken, me está enseñando cómo remar hacia la ola. Me encuentro acostada en la tabla y simulando los movimientos. Estoy ansiosa, un poco nerviosa, pero no me quitaré. Mi primo está sentado en la arena con una cara de pocos amigos y piensa que perdí la cabeza. Tal vez la perdí, solo sé que Kendrick me reta a vivir y siempre amaré esta sensación. Me siento útil, respiro sola y me siento volar. —Recuerda, vas con la tabla caminando hasta que el agua te llegue a la cintura —Kendrick simula que está entrando en el agua con las manos y se ve chistoso—. Luego te acuestas en la tabla y remas. —Entiendo, Ken —sonreí.—Remamos —él todo serio—, cuando venga una ola haces el pato…—Sí, tengo que pegar la nariz a la tabla —terminé por él lo que ha repetido varias veces—, me impulso con el pecho y hago el pato —al darse cuenta de que ha sido intenso sonrió Ken—. Copiado, estoy recopilando todo.Él está tan em
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Capítulo 4: ¿Siempre Estarás Ken? (Parte 2)
Al abrirlo, empiezo a leer:Una vez más, mientes. Esto se hará de costumbre. No me tienes contenta. Fui a casa de Betsy, no estabas y nunca le avisaste que mentirías. Me quedé mirando el mensaje y surgió una interrogante. ¿Soy terrible por querer experimentar y conocer el mundo? Le contesté: Estoy bien. Cuando llegue me reclamas y me das tus insultos. Tu hija mentirosa.Apago el celular, lo guardo en el bolso y me siento con menos carga. No tengo miedo a sus gritos y salgo del baño. Es hermoso este apartamento y empiezo a mirar alrededor. En la coqueta hay una foto y me acerco. Es Kendrick con sus padres, su parecido con su madre es inmenso y puedo percibir el amor en la foto. Hay un balcón, suelto mi bolso en la coqueta y voy hacia la puerta. La curiosidad pudo más, quité el seguro de la puerta escurridiza y salgo. La brisa me acaricia el cuerpo, me abrazo a mi misma y admiro la vista. El mar de testigo, mi pelo ondeando con el viento y cierro mis ojos por el momento perfecto que
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Capítulo 4: ¿Siempre Estarás Ken? (Parte 3)
Se marchó y caminé hacia la entrada. Empiezo a buscar la llave y abro la puerta. Al dar mi primer paso dentro la siento sin apenas mirarla y la enfrenté. Está sentada a oscuras en el sofá con una botella de alcohol en mano y su cara seria. Enciende la lámpara a su lado, veo su ira y espero por su discurso. —Bonitas horas de llegar —mira el reloj de la pared. —11:30 de la noche —susurré lo obvio y mi corazón se aceleró. Esta vez no por amor, sino por temor. —Sabe leer un reloj, ¡me has sorprendido! —Su tono de voz va en aumento. Lanza la botella hacia la pared. Me echo hacia atrás y mis manos empiezan a temblar. Nunca la había visto tan molesta y me aterra. Siempre he tenido a Fabian conmigo, mi escudo y mi sostén. Se levanta con su bata negra, me alcanza y mira mi piel. Estoy muda, no encuentro palabras y se escucha el sonido del reloj. —Bronceada —con su dedo índice recorrió mi rostro—, parece que estuviste en una piscina o playa —su voz disminuyó y me aprieta mis brazos, due
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Capítulo 5: No Pienses Más (Parte 1)
Kendrick Me encuentro en el despacho con vistas al “Tren Urbano” en la empresa Game Net PR. Acabo de cerrar el contrato. Mi juego saldrá al mercado pronto, estoy eufórico y mi padre está hablando con el socio. Estoy loco por compartir esta noticia con mis amigos y mi familia, pero sobre todo con mi chica. El nombre del videojuego es especial, me recuerda a ella y se llamará “Cacería y Reto”. Han pasado dos días desde que nos quedamos en la llamada, tuve que aguantar las ganas de sacarla a la fuerza de su casa. Fue difícil escucharla tan devastada y no poder limpiar cada lágrima. No entiendo como su madre la lástima, definitivamente hay amores que son imposibles de entender. Son amores enfermizos que matan poco a poco. Al quedarse completamente dormida colgué y sentí que nos unimos más. No pregunté, no la forcé, solo la escuché. Quería correr al otro día por ella, abrazarla y hacerla sonreír. Nos hemos enviado mensajes de texto, por la noche hemos hablado y está más tranquila. El socio
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Capítulo 5: No Pienses Más (Parte 2)
Voy decidido y jugaré su juego. Tantas luces me desesperan en Bayamón, pero voy haciendo cortes de pastelillos y a las millas. No soy de conducir loco, pero hoy es necesario. Al llegar a su casa me estaciono al frente. Enseguida veo a los chicos, pero Fabian no está y me acerco a ellos.—¿Dónde está, Fabian? —los interrogué de una.—Discutiendo con la Leona. Está tan histérica que le dio una bofetada a Fabi y… —silenció Timoteo dudoso.—¡¿Y qué?! —lo insté de mal humor.—Vi que la agarraba por el pelo —Timoteo simuló sus palabras y finge jalarlo, tal como hizo la Leona—. Ella lloraba y por eso Fabian se metió entre ellas —su voz es angustiada—. Ahí fue que le dio la bofetada y no ha salido —bufó y puso su mano en su boca deslizando hasta su cuello.Me dan ganas de matar a su madre, miré a Zuriel y me mostró la cámara. Asentí a mi amigo y me encaminé hacia la entrada. Siento los pasos detrás de Zuriel, abro, cierro los puños y que empiece el show. «Maldita Leona, no sabes con quién te
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Capítulo 5: No Pienses Más (Parte 3)
Volví a mirar adelante, su dedo no quitó y aproveché lo mordí. Tiara lo saca rápido quejándose. —¡Ouch! —me golpeó en el muslo y aunque no lo crean no hemos soltado nuestras manos—. Deja que termine. —Continúa —susurré entre risas por su bemba parada.—En lo más que acertaron fue, que desde que puse mis garras en ti, me he aferrado intensamente. No creo aún, siendo tan normal que el chico “Playboy” me sostenga —apretó mi mano—. A veces tengo sueños en que despierto nerviosa porque eras producto de mi imaginación. Suelta mi mano y se tapa la cara, pasmada. Me detengo en una luz del semáforo y acaricié su mejilla sonrojada (para variar) por un hueco entre medio de sus dedos.—No dejes de confiar en mí y de contarme estos mínimos detalles que valen oro. Soy afortunado de tenerte en mi vida —le recuerdo.—Ya que estamos confiando, te mencionaré algunos secretos y defectos míos.Cambia la luz, arranco y espero que se exprese. —Soy tímida como ya te has dado cuenta —se burló mi chica— S
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Capítulo 5: No Pienses Más (Parte 4)
Se encoge de hombros, el que calla otorga. Nunca me importó lo que pensaran de mi persona, pero me sentí gacho. De tantas mentiras en mi contra y que fuera en específico ella, fue una puñalada en el corazón. Parece que se refleja mi sentir porque agarra mi mano.—Kendrick, nunca te he criticado, en cambio, he amado tu manera de vivir —sus ojos se ven angustiados y no me gusta ser el culpable—. Acuérdate, siempre he escuchado lo malo tuyo. Aunque nunca te critiqué —puso la otra mano en su pecho—. Por otro lado, me has sorprendido —alcé una ceja cuestionando—. Eres inteligente, para crear un videojuego necesitas ser creativo y responsable —sonriendo por su halago asentí—. Eres brillante.—Me dolió que pensarás que era un inútil —confesé—. Imagino que lo has escuchado de tu madre. Te demostraré que soy diferente, no soy lo que suponen en la prensa.Arrastra su silla hacia mí, me agarra de las mejillas y sus ojos recargándose con los míos. Veo su nerviosismo, pero saca fuerzas y me besa.
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Capítulo 6: Odio, Llorar (Parte 1)
Tiara Estoy en la fila de la cafetería de la Universidad, hoy es jueves y tengo una clase a las 8:00 de la mañana. Tengo dos clases y salgo a las 10:00 am. Luego tengo que trabajar, al menos llegué a las 11:30 anoche y mi madre no se encontraba. Agradecí a todos los santos, estaba nerviosa y Ken no quería dejarme por la Leona. Por la mañana salí mucho antes, activé la alarma a las 5:00 am y en lo que me aliste salí de casa a las 6:00 am. No quería encontrarme con ella, sé que no podré huir siempre de ese encuentro, pero prefiero retrasar el momento. Me tomé la pastilla cuando desperté. El hambre que tengo es enorme y llegó mi turno para pedir desayuno. Ordené un sándwich con huevo y jugo de manzana. Extraño el desayuno de la panadería de Manolo y conversar con mi viejo. Espero por mi orden, sin embargo, siento que las chicas cuchichean y miran hacia mí. Al parecer son efectos colaterales de salir con un chico “Playboy”. Deben estar pensando qué vio en ella. Hasta el sol de hoy eso mi
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Capítulo 6: Odio, Llorar (Parte 2)
—Tiara Figueroa, es muy temprano para que empieces —su tono de voz es fuerte—. No me hagas ir a la universidad, te besaré frente de todos y ahí verás tu belleza.—No puedes tienes compromiso. —Le saqué en cara.—Nena, por ti los rompo y llego tarde a la reunión. Además, con el tren llego a las millas a tu universidad —dijo con orgullo.Se refiere que con el “Tren Urbano” te simplificas la vida. Cero tapón y avanzas más. Dejas el carro en la estación de Bayamón, subes al tren y llegas a las millas. Mi universidad queda en la avenida Piñero y al bajar del tren estoy a unos pasos de ella. —Tranquilo Ken y eso que aún no sabes la respuesta que les di. —La risa solté y la comida olvidé por estar con este juego.—Estoy ansioso por saberla.—Olvídalo, es tarde y entro a las ocho —alejé el celular para verificar la hora.Me quedan unos diez minutos.—Tendré que ir por mi respuesta —su promesa la creí.—Les dije que no —me apresuré porque sé de lo que es capaz—. No era yo, era mi gemela.Se e
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