CARMENTal como dijo mamá, lo encuentro en el bar privado de nuestra casa, en el vestíbulo. Se está sirviendo otra copa. Ya se ha tomado tres en los últimos diez minutos sin mirar a ninguna parte, solo hacia delante, donde hay más botellas de vino caro en las estanterías.Cuando está a punto de beberse otra copa, me acerco a él y paso lentamente por el vestíbulo. Aunque oye mis pasos, no se le nota en la cara. Tomo asiento en el taburete junto a él, con los pies colgando en el aire.—Papá...— Le toco el hombro con una mano mientras con la otra le quito suavemente el vaso.Él enarca las cejas, lanzándome una mirada escrutadora.—¿Qué quieres? — Refunfuña la pregunta, evitando mirarme. Apoya los antebrazos en la encimera mientras mira el vaso que he vuelto a colocar sobre ella.No bebería delante de mí. Le da vergüenza.Es como si por primera vez viera a mi padre de verdad. Tiene la camiseta metida por fuera del pantalón, las manos frías cuando se las toco y el pelo más largo de lo norm
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