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Todos los capítulos de Promesa entre hielo y fuego.: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Capítulo X. El secuestro. Una apuesta, un destino.
Jason-” ¡Claro es verdad, que mi marido te lo ordenó! Es tu deber”- me dijo la mujer de mi jefe con una extraña sonrisa en la boca mientras me miraba, aunque no entendí lo que me dijo a continuación -” También es verdad. Veo que Norman tiene razón, sobre lo de los escudos.”- se calló unos segundos mientras continúa mirándome, mientras yo la miraba sin entender nada, de repente se puso de pie y colocándose la falda, continúo hablando -” Bueno gracias de todas formas. Estoy esperando que Kim termine la sesión de fotos. Estaba guapísima con el bikini rojo que se puso para la última sesión, pero a mi parecer revelaba mucho, no entiendo como para que suban las apuestas para la subasta benéfica, en los coches, mi amiga debe salir medio desnud...”- no la deje terminar. Mientras las palabras de Yvaine iban llegando a mis oídos, mi cerebro tardó milésimas de milisegundos en procesarla, y menos aún en hacer que mis piernas saliera corriendo escaleras abajo. Tenía que acabar con la sesión de
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Capítulo XI. La ira de la Valkiria.
Kimberly Todo estaba o roto o cambiado de lugar, o tirado por el suelo. No quería hacer un cálculo mental lo que me costaría reponer muchas de estas cosas, sobre todo porque algunas se veían antiguas, que había sobrevivido a lo largo de los años, hasta que el Tornado Kimberly había tocado tierra, más bien hasta que un idiota, controlador, manipulado, tramposo, atractivo, tentador, alterador de hormonas femeninas, como era el asistente del CEO de Miller Holding, Jason Blake, había entrado en mi vida. A partir de ahí todo lo que estaba mi alrededor era un desastre o corría peligro de acabar como esta habitación. Incluido ese tentador dios de ojos azules como lagos en un día de sol, aunque el peligro que corre ese hombre era otro peor, ya que hasta que lo conocí, mis hormonas, mis sentimientos, mis deseos y mi feminidad, habían estado oculta bajo una seguridad adquirida, un control de princesa de hielo que, bajo años de enseñanzas recibido por parte de progenitora, que se empeñó en que
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Capítulo XII. El acuerdo.
Jason.Yo tenía ocho años, para ese entonces evitaba estar en casa, me pasaba los días en casa de mi mejor amigo y actual jefe, practicando diferentes estilos de autodefensa. Gracias a eso no morí esa noche con mis padres, ya que a la cena que ellos iban asistían, yo también estaba invitado, pero el abuelo de Norman, les convenció para que lo dejaran quedarse en su casa, nadie discutía con el CEO de Miller Holding. Además, a mi padre le interesaba que su hijo conservará la amistad con uno de los herederos más ricos de Estados Unidos. Así que, tras la muerte de mis padres, fui acogido por la familia Miller, gracias a la influencia que tenía el abuelo Miller. Me criaron para que fuera la mano derecha del heredero y me prometí a mí mismo que haría todo lo que mi amigo necesitara, hasta matar, si él me lo pedía. Era el brazo ejecutor del grupo Miller, cuando yo llegaba, muchos de los contrincantes y opositores de mi jefe, ya sabían que nada bueno les iba a suceder. Me había rodeado, de l
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Capítulo XIII: Si Mahoma no va a la montaña...
Jason. Me estaba siendo una autentico castigo, no salir de este despacho e ir a su habitación, para solamente mirarla, no necesitaba tocarla, solo quería verla, durante dos días me había castigado a mí mismo con estar lejos de ella, la razón, ni yo lo sé. Lo único que tenía claro que mientras todo era una apuesta, un juego, yo me sentía más seguro, en este tira y afloja que manteníamos. Ella deseaba seducirme para llevarme a su cama y que yo fuera su primer hombre, y yo deseaba llevarla a mi cama para ser su único hombre, y si para ello, tenía que casarme con ella, lo iba a hacer. Me refugie en el inexistente mandato de mi jefe, para cubrirme y asegurarme que mi corazón, quedaba protegido, y el miedo que sentía no era justificable, solo cumplía con mi deber. Pero ahora ella se siente en deuda conmigo y de una apuesta se ha pasado, a una promesa, promesa que se convierte en un compromiso. Hasta ahora las negativas de ella a casarse, eran como una clave de seguridad, para mis sentimi
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Capítulo XIV: El anillo
Jason. Aun no puedo creer que casi no me pudiera controlar, con lo frio e inexpresivo que soy yo, con estas cosas del sexo. En mis relaciones, anteriores siempre había tenido cuidado con quién me he acostaba, desde luego no dejaba que mi deseo tomase totalmente el control, ya que dependía mucho de él, y desde luego siempre me protegía. Pero no sé lo que me pasaba, con Kimberly, cada vez que la veía o la tenía cerca, se adueñada de mí, una necesidad, casi patológica, de poseerla. Así que, desde que esa bruja de pelo rojo, esa sirena devora hombres, me retó, sabía que estaba perdido. Por primera vez en mi vida, mi cautela saltó por los aires, tanto es así que, sólo pensaba en poseerla. No me importaba que fuera su primera vez, no importaba ni quiera las consecuencias, ya que ni había tomado medidas para protegernos. En cierta forma, y muy oculta, que aún no quería ni ver, porque el dolor en cierta parte de mi cuerpo, debido al deseo insatisfecho, no paraba de recordarme lo que se hab
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Capítulo XV: La ninfa conoce a su padre.
Jason.Cada día pienso que no me puedo sorprender con lo que mi mujer pueda hacer, pero al parecer ella piensa lo contrario, ya que es tan imprevisible que, siempre consigue sorprenderme. Como ahora que, para evitar que otras mujeres me miren, ha desatado un revuelo que, de seguro saltaran en las noticias, Sólo hay que ver el nivel de exaltación de todos los periodistas que nos rodean. Esto habrá robado, un poco, del protagonismo de las principales personalidades que han organizado esta rueda de prensa, Norman y su mujer.La sentí pegada a mí, mientras me besaba, con la intención de demostrar que yo, Jason Blake, ahora estaba cogido, comprometido o lo que fuera que esa cabeza de guerrera amazona haya imaginado. Para protegerla de los constantes flases y su intimidad, al ser, mi prometida, una figura semi pública, ya que es modelo, coloqué mi cuerpo tapando al suyo, mientras la atraía hacia mí y profundizando el beso, para que la peligrosa modelo no pudiera pensar, así podía ocultarla
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Capítulo XVI: Los secretos de los Campbell.
Kimberly.Mientras entraba en la sala privada donde estaba Yvaine, aún estaba en shock, acaba de conocer a mi padre, y él en ves mirarme como si estuviera loca, al llamarlo Papá si apenas conocerlo, lo único que hizo fue llamarme por un nombre que no conocía, y decirme que me parecía a su hermana gemela excepto por los ojos, para después derrumbarse en el suelo, de la impresión.Yvaine me miró extrañada cuando me vio entrar, pero pronto comprendió todo, cuando vio entrar a mis escoltas cargando el cuerpo sin sentido de Marcus Campbell. Su antiguo tío político y actualmente mi padre biológico.-” ¿Qué le has hecho, pelirroja?”- me preguntó acercándose a él y tomando le el pulso para ver si estaba bien.-” Yo no le he hecho nada, simplemente le dije unas palabras, él me respondió otras y sin más se derrumbó”- le dije intentando controlar temblor de mis manos. Yvaine, me miro con incredulidad, y girándose se volvió hacia los escoltas.-” ¿Que le dijo al pobre señor Campbell?, ¿Y porque n
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Capítulo XVII: La valkiria desaparece.
Jason.Mientras soportaba el interrogatorio inquisitivo de mi jefe, intentaba dejar claro que, por mucho alcohol que me hiciera ingerir, el torturador CEO, no confesaría ninguna de las intimidades que había existido entre Kim y yo. -” ¡Déjalo ya! Primero, no voy a confesar nada, tu no harías, No diré nada de lo que ocurre entre mi mujer y yo. Segundo, este interrogatorio seguro que podría ser investigado por el Tribunal sobre derechos humanos del Haya, por tortura psicológica. Así que o me dejas en paz o te denuncio, psicópata Miller. ·- le dije poniendo otro whisky mientras el me miraba con esa sonrisa perversa que me decía que no iba a parar. -” Primero, No me preocupa lo que me cuentes, porque en el fondo no tienes nada que contar, asistente Blake, ya confesó hace unas horas, la señorita Peterson, que aún es virgen, así que lo que hayas echo, nunca ha llegado a su final. Lo que me lleva a pensar que mi querido asistente infalible, ya no lo es tanto, hay cosas que se te resisten”
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Capítulo XVIII: La primera vez.
Kimberly.Lo besé y tras rogarle que me hiciera suya, el me devolvió el beso con pasión haciéndome olvidar todo, excepto el olor de su cuerpo, su piel en contacto con la mía y esos labios que mientras me besaba, me hacía desear más y más. Me alzó en sus brazos, yo quería decirle donde estaba mi habitación, pero, si para ello tenía que despegar mis labios y mis manos del cuerpo de ese hombre, lo veía imposible. Jason Blake era un hombre de recursos, ya lo encontraría él, yo lo único que quería era estar pegada a él, en sus brazos, mientras mis brazos rodeaban su cuello y mis labios eran devorados por los suyos. Una vez dentro de la habitación, me posó sobre la cama, sin dejar de besarme. Mientras, estaba sobre mí. Comenzó a desnudarse con una mano y la otra soltaba el cinturón de mi alborno. Sólo se separó de mis labios para mirarme, estaba completamente desnuda debajo de esa prenda, excepto por unas pequeñas tangas negras y un sujetador de encaje que elevaban mis senos, ya erectos
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Capítulo XIX: Emily Brittany Peterson.
Jason.Mi cuerpo aun temblaba por lo que había experimentado y mi corazón latía como si hubiera corrido una maratón, no era sólo sexo, había tenido en mi vida, noches de sexo muy satisfactorio. Pero lo que había sentido con la sirena, traspasaba la idea de simple relación sexual, cuando estuve en su interior, fue como llegar a casa, era el lugar donde siempre me gustaría estar. Una idea me llegó en ese momento, ¿y si este era el motivo por lo que mis padres discutían? Un recuerdo, de besos, y abrazos llegaron a mi memoria. Siempre había, en mi recuerdo, destacado de forma significativa, las grandes discusiones, los tiras y aflojas, su falta de atención hacia mí, sólo me usaban como arma arrojadiza, pero tras mi experiencia con mi mujer, porque ahora sí que ella, era verdaderamente mía, otras cosas llegaron a mi memoria, las flores que inundaban la casa, los besos, las risas tras las discusiones, las horas en que mis padres se encerraban en su cuarto, y yo nos lo oía discutir. No pude
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