Recostada sobre el pecho de Salvador, Nina respiró hondo y echó un último vistazo a ese hombre antes de levantarse despacio, para no despertarloSalvador no tenía buen sueño, era un milagro que hubiera aguantado en la misma cama con ella más de una hora, luego de terminar sus "asuntos"Ella siempre creyó que tenía que ver con el estrés constante con el que ese hombre vivía. Él nunca le dio ninguna explicación, pero en los escasos encuentros con las esposas de otros militares del equipo del General, el insomnio, las pesadillas e incluso ciertos episodios violentos entre sueños, eran, aparentemente, comunes en ellosLevantando su ropa del suelo, checó la hora en su teléfono Se sobresaltó cuando sintió la respiración del hombre en su cuello- Vuelve a la cama – le susurró, abrazándola contra su cuerpo- No - ¿Quieres que te lleve? - General Domoniccie…- Salvador – la interrumpió – no tienes que llamarme General, me gusta que me llames por mi nombre- Cinco años atrás, me habrías golp
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