52. Amor prohibido.
—Sofía… ¿Crees que no estoy pasando por lo mismo? ¿Crees que no me muero por volver a besarte? ¡No puedo convencerme de que seas hija de mi padre! ¡Todos los días despierto suplicando porque haya sido un sueño! —exclamó Adam viéndola con anhelo y sufrimiento—. Te amo… No me pidas estar lejos de ti, porque no voy a poder.Adam avanzó convencido hacia Sofía, tomó su rostro y la besó con ternura. Los labios de Sofía se resistían al principio, intentaba aferrarse a la idea de que Adam se había vuelto un hombre imposible, intocable, fuera de su rango, pero entre más tiempo saboreaba su boca, más difícil se le hacía seguir convenciéndose. De pronto se vio aferrada a él, abrazándose a su cuello mientras su cuerpo se pegaba po
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