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Todos los capítulos de Apuesta de matrimonio: Capítulo 41 - Capítulo 50
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El cigarrillo
Por ahora pausamos la historia de Rhaena para dar paso a una alternativa dentro del mismo universo que se unira a la de nuestros protagonistas.Encendió un cigarrillo. Era uno de los vicios que se le habían pegado desde que abandonó su faceta de buena persona, y decidió vivir alejado de todo lo que una vez amo. La habitación estaba a oscuras. La cama desordenada, era el mudo testigo de lo que había pasado hace instantes… sólo sexo… banal, sin sentido, pero buen sexo al fin. Era la rutina: llegar, saludar, coger, y largarse de ese asfixiante lugar. Para él, ella no se merecía más, y ella no se quejaba de ese trato. Se encontraba solo en esa habitación que odiaba… y como cada vez que esa mujer abandonaba la cama y se metía al baño, aunque trataba con todas sus fuerzas de que no ocurriera, él se acordaba de la otra, la que con su indiferencia le rompió el corazón, y se preguntaba cómo sería hacerle el amor. Suspiró. Y una llamarada de ira se apoderó de su pensamiento, imaginando que el m
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Honorarios
Carlisle cerró el diario súbitamente y con rabia. No estaba en sus planes seguir saliendo en primera plana y menos con una noticia como esa. “¿Qué diablos les importa que hago con mi dinero?” “Como si fuera importante que comprara una estúpida revista” “Malditos infelices…. Cuando descubra al que dijo la cantidad de estupideces…” Tiraba el diario con vehemencia a un basurero, cuando David Beckett entraba tranquilamente por la puerta de su oficina. Carlisle lo miró, y sin decirle buenos días, lo increpó duramente.—No harás nada referido a los negocios hoy ¿entendiste? — golpeó la mesa. — Quiero que te dediques exclusivamente a descubrir quien mierda habló sobre cuánto dinero tengo… — bufó. — “fuentes confiables…” Te aseguro que el muy desgraciado no quedaría vivo si lo tuviera en frente.—Veo que has leído el diario hoy…— dijo David tranquilo sentándose en una cómoda butaca. — Ni siquiera me has saludado. Carlisle, no puedes controlar ese temperamento que tienes?—¿Ese temperamento? —
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Sin que se lo pida
Los Rose estaban devastados cuando llegaron a la cocina de aquella casa que una vez fue la más alegre, luego de su visita a los Moore. Eleanor era la más afectada. Parecía que un desalmado le hubiera dado con un palo en la cabeza. Estaba aturdida y no escuchaba a sus hermanos. Como un animal de costumbres, puso la tetera al fuego para tomar un té. Perdida en su mundo interior, trataba de buscar la forma de encontrar tanta cantidad de dinero, pero no podía encontrarla, no había una manera posible de reunir ese dinero en poco tiempo…ni siquiera en un año entero trabajando todos.Una mano femenina pasó por delante de su cara y la hizo volver a la realidad. Farrah, la miraba preocupada. Había visto una esperanzada Eleanor, ir a la casa de su amigo, y ahora la rubia estaba como dos metros bajo tierra, de lo decaída que se mostraba. Farrah le apoyó una mano en el hombro y le sonrió. Ella sólo la miró, no entendiendo el gesto de su amiga. Farrah, hizo una mueca parecida a una sonrisa y fue h
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Indignación
—No puedes ser tan…—Déjame a mí, decidir lo que soy — dijo serio. — ¿Te interesa mi oferta? Al menos no te vas con las manos vacías. Tienes una oportunidad.—Carlisle…—A decir verdad… tu hermana la tiene. Solo quiero ver… — sonrió. — Qué tiene que decirme ahora…—No creo que venga — él soltó la puerta.—Dile que el destino de sus padres está en sus manos… que si ella no viene… será la culpable de que Molly y Leonard estén como vegetales de por vida… — la puerta se cerró dejando a Emerson totalmente desconcertado.Eleanor caminaba de un lado al otro de su habitación… hacía rato que Emerson había ido a entrevistarse con Carlisle Stone y todavía no llegaba. Trataba de pensar cómo reaccionaría si Carlisle aceptaba y les otorgaba el préstamo… ¿Cómo reaccionar ante eso? De seguro no podía dar marcha atrás a lo que pensaba… y si Carlisle aceptaba, se convenció que sería sólo por el gran cargo de conciencia que tendría… “Después de todo, mis padres están en esta situación por su culpa” “¡Ka
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Horrible petición
—¡Te dije que lo lograría! — David llegó a la sala de espera con una sonrisa, dirigiéndose a Eleanor. Ella se quedó mirándolo un instante y tratando de controlarse un poco, se levantó. Y lentamente trataba de ponerse la chaqueta.—Yo… bien… Sólo me pondré la chaqueta… lo siento… es que hace calor aquí — dijo y sus mejillas estaban coloradas. David la ayudó. — gracias.—No dejes que te vapulee… entra a esa oficina segura de lo que dices, y mantenle la mirada… si quieres obtener lo que quieres… no trates de volver al pasado y soporta estoicamente lo que tenga que decirte… solo así lograrás algo de él — ella lo miró y asintió obedientemente. — Lo siento… ya no es el Carlisle que conocíamos… Si no te prevengo puedes salir herida.—David…— sonrió — nada puede herirme más que tener a mis padres en ese hospital. — le dio un beso. — Gracias por el dato de todas maneras…— Tomó su bolso y se dirigió hacia la puerta, no escuchando susurrar al ex hombre lobo unas palabras.—¡Qué Dios te ayude niñ
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Sacrificio
¿Esto es una especie de broma no? — dijeron los gemelos, cuando en la noche todos se reunieron de urgencia por pedido de Farrah. Todos estaban presentes, menos Emmanuel que había partido a Rumania por un problema con unas crías de dragón. Eleanor les contó, con lujo de detalles, la charla que había mantenido en la mañana con Carlisle, y las consecuencias de ello. — en verdad él no creerá que nosotros aceptaremos eso ¿o si?— Los cinco Rose y Farrah estaban sentados sin saber qué decir… estaban devastados. Si de algo estaban seguros, era que su hermana nunca aceptaría dejar al amor de su vida, para aceptar semejante disparate. Emerson estaba más meditabundo que los demás. Tenía la mirada perdida en el dorado, como tratando de encontrar una explicación a la actitud de su amigo. Farrah lo observaba y trataba de averiguar qué pasaba por su mente… y conociéndolo, llegó a la conclusión de que no era algo bueno. Más convencida estuvo cuando se levantó de golpe de su asiento con una mirada mez
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Malos pensamientos
Esa noche buscó a Sara, como siempre… pero al final terminó por aburrirse y dejarla antes de terminar… no se sentía con ánimos. La respuesta de Eleanor ocupaba su mente. La mujer lo miraba sin entender. Era la primera vez que estaba tan distraído. Carlisle se vistió rápidamente y se marchó. Sin decirle nada.No fue a su casa… tenía que decírselo a alguien, así que tomó la ruta hacia la casa de su amigo, el único que le quedaba de sus antiguos amigos, David Beckett.Era tarde en la noche… casi la una de la madrugada cuando David se levantó presuroso para ver quien era el que tocaba tan insistentemente el timbre de su puerta. Bajó las escaleras y con la frente en alto, observó por la mirilla. Se preocupó. Que Carlisle Stone estuviera a esas horas frente a su puerta… tenía dos opciones: que estuviera totalmente borracho y que no se acordara donde vivía, o que algo malo le haya pasado. Abrió la puerta y allí apoyado en el marco estaba él, que lo miraba. David se sorprendió. Tenía un brill
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Dos almas
No se iba a dejar avasallar por esos ojos verdes que la miraban con suficiencia. No iba a dejarse atropellar por la furia de cabellos negros que tenía en frente. Fingiría. Eso es lo que haría. Pretender que ese momento para ella sólo era un trámite, cuando en realidad, se le partía el alma en dos. Pocos minutos faltaban para que ella pusiera la firma en ese papel y con ello, atarse a ese hombre tan desconocido como siniestro. ¡Dios, como lo odiaba! Si hubiera podido, le clavaba la pluma con la que firmaría en el pecho, “De seguro se desintegraría como un vampiro… porque eso parece, un vampiro sin sangre, ni corazón…”Carlisle estaba elegante. No se vistió para la ocasión, él siempre se vestía bien. Había adquirido el vicio de vestirse con los mejores diseñadores del mundo. Tenía un fino traje negro, a rayas, con una corbata gris, y camisa blanca. Zapatos italianos. Eleanor lo miró. Si no fuera por el odio que le tenía podría decirse que le gustó la visión del joven. Carlisle sonrió, p
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Cuando el la ignora
Eleanor tuvo una semana de licencia en el trabajo, alegando una rara enfermedad. Carlisle le habia prohibido decir algo respecto a la boda. Y todo ese tiempo lo destinó más que nada a llorar… de dolor e impotencia por todo lo que tenía que aguantar. Farrah ya le habia contado de la llegada de Kalem buscándola, y eso la deprimía mas… pero lo mas deprimente y nefasto para ella era soportar los embates de Carlisle. El joven no desperdiciaba momentos para recordarle lo despreciable que era… y la humillaba. Las cenas consistían en comidas fabulosas, la mayoría de ellas que Eleanor nunca en su vida podría degustar… y el se burlaba, poniendo en evidencia la modesta comida que se servía en la casa de mis padres, diciéndole que ella no tenia paladar que para tan fastuosos platillos. Pero a pesar de todas las palabras humillantes, podía estar tranquila en otro aspecto. El no la acosaba constantemente, por cumplir la cláusula y consumar el matrimonio… al menos en eso la dejaba en paz.Se pasaba
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Malos deseos
El 31 de octubre llegó, y Eleanor no tenía ninguna intención de asistir a ese maldito baile. Pero tenía una obligación que cumplir, así que de mala gana se vistió, se maquilló, se peinó y al finalizar se miró al espejo para ver el resultado final. Tenía puesto un vestido negro de terciopelo, con un escote en v, algo pronunciado, todo bordado al frente con cristales hasta la cintura, y con una falda amplia y larga hasta los tobillos. Farrah le había ayudado a comprarlo. Quizás en otra ocasión, ese mismo atuendo le habría resultado de ensueño. Estilizaba su figura y la hacían verse sofisticada. Pero sabiendo el motivo, a Eleanor le parecía “el traje más impersonal” que haya comprado. No lo había adquirido con ganas, sólo por cumplir con ese infeliz. El cabello lo había recogido en una torzada simple, algo al descuido, que hacía caer unos finos mechones en la cara. Completó el atuendo con unos zapatos negros, forrados con el mismo género del vestido. El maquillaje, escaso, delineó los oj
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