Camino hacia un lugar apartado de la fiesta con la copa de vino en la mano, me he quedado corta, debí tomar una botella y tragarmela entera para ver si así logro calmarme. Me siento como un volcán a punto de hacer erupción.Cuando doy unos pasos, Edward se da cuenta de que voy en otra dirección y me alcanza, trata de tomarme por el brazo, pero no me dejo, en estos momentos no quiero que me toque o que me hable, no quiero nada de él. No es su culpa, pero saber todo lo que dijo Alice me tiene celosa, de mal humor y a esto le sumo todos los malos ratos que me ha hecho pasar su padre y no me calmo. Cada que recuerdo algo mi molestia va en aumento, he tratado de no escucharla, pero no ha funcionado, he tratado de ser paciente, pero con Alice siendo tan maldita no puedo. —¿Qué ocurre, cariño?Viéndolo fijo a las ojos le digo:—¡Quiero irme de aquí ya!, y cuando digo ya, es yaaaa.Edward me observa, me escudriña a detalle, sabe que algo no anda bien.—Está bien, cariño. Pero primero dime,
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