Capítulo 118: El reino de las hadas.
En horas de la noche, Abel tomó de la mano, a su mujer, agradecido de contar con ella en los momentos más difíciles, y juntos caminaron por las estrechas calles, en donde varias parejas demostraban su amor a los cuatro vientos.Eduardo y Mafer iban detrás, él le iba brindando un tour por la ciudad, y ella caminaba maravillada, y feliz en su compañía. Malú suspiró profundo. «Tus días están contados» rememoró la amenaza de Leticia, sacudió la cabeza. —Necesito que cierres los ojos, y no hagas trampa —solicitó Abel. Malú ladeó los labios, asintió, enseguida dejó caer sus parpados, sintió la mano de Abel en su espalda, se estremeció, entonces la iba guiando. Eduardo hizo lo mismo con Mafer. —¿A dónde me llevas? —indagó Malú con curiosidad, escuchaba el ruido de grillos, animales nocturnos. —A un sitio mágico —contestó él—. Abre tus ojos —solicitó. Malú los abrió con lentitud, y parpadeó, su mirada se iluminó por completo, el sitio era un bar restaurante, que parecía sacado de un
Leer más