11. CONFUSIÓN
Christian La primera vez que me sentí entre el cielo y el infierno, fue a mis diecisiete años cuando tuve aquel accidente donde estuve clínicamente muerto dos minutos, ese día descubrí cuál sería mi vocación al querer convertirme en un servidor de Dios, pero la segunda vez que me sentí entre el cielo y el infierno, fue el día que los labios de Alma Montenegro tocaron los míos. Esa noche descubrí que no quería que otros labios ni otras manos tocasen mi piel, ella era un torbellino lleno de pasión, locura, calma, éxtasis, cariño, confianza y mucho más, pero asimismo, Alma también poseía algo que despertaba una extraña sensación en mí, algo oscuro, un fuego pasional que no podía apagar con nada, disminuía, sí, pero nunca pude apagar la llama que ella encendió desde la dermis hasta mi ánima como nadie más lo ha hecho en treinta años de vida, y ahora que tenía nuevamente sus labios rozando con los míos a solo un movimiento de caer en el deseo y la lujuria, no sabía qué hacer. —No lo hag
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