CAPÍTULO OCHENTA Y DOSAiden volvió a servirse un trago de whisky y lo observó con un odio que nunca imaginó tener por nadie, menos por alguien que era inocente ante sus ojos, pero que fue utilizado para fines perversos y malvados, ya que, gracias al niño, fue que Aiden finalmente heredó la Compañía Preston S.A haciéndose dueño de absolutamente todo.Y con Lucca cumpliendo una sentencia condenatoria, él ya no tenía ningún camino que derribar.Pero lo que Aiden no sabía era que Lucca, a pesar de no tener la libertad deseada y estar cumpliendo una condena en la cárcel, si había obtenido su deseada venganza, porque su primo ya no lo tenía todo y era un pobre desdichado que tan solo existía, pero no vivía.Nate Preston Harper tenía tan solo tres años con seis meses.Era un niño retraído viviendo una mentira que su madre ansiaba inculcar.Era un niño perdido que estaba pagando por las decisiones de otros. Un premio, un consuelo, una vida que se estaba perdiendo por los constantes rechazos
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