IrisLuego de que ambos volvieran, mi madre tomó una caja plateada del maletín que había traído mi padre, y de este sacó lo que parecía ser un bisturí e intentó cortar el abdomen de la mujer que no paraba de rogarle que no lo hiciera. Después de haber insistido e insistido, en algún punto la mujer pareció darse cuenta que nada de lo que haría le serviría para evitar la acción de mi madre, y fue en ese preciso instante que se quedó mirando hacia la grabadora con gran melancolía; por esos breves segundos parecía estarme viendo a mí, que quedé hipnotizada con la tristeza de sus ojos, a la vez que una fuerte punzada penetraba en mí alma quebrando mi interior en mil pedazos.Haciendo caso omiso a la mujer suplicante como era de esperarse, mi madre continuó con el corte, y una bolsa transparente con una pequeña criatura dentro salió de un brinco, una criatura cuyo torso parecía ser el de un bebé humano, pero con orejas grandes, puntiagudas y muy cartilaginosas, que en su parte baja tení
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