La habitación de la clínica era una algarabía, todos tenían sus ojos puestos en el bebé que acababa de nacer, el heredero del imperio griegoLe... le pusiste mi nombre a tu hijo....Así es papá, ese es el nombre perfecto para él, el pequeño SashaEl gran capo buscó con la mirada a su amada Abigail, con la mirada cristalizada lo decía todo, para el mafioso, significaba mucho que su hijo le hubiese puesto su no nombre a su bebé, era toda una dicha para el padre, ese gran homenaje que Abelardo, le rendía Sasha abrazó a su hijo. - gracias, mi avecilla¿De qué, papá? ahora yo también tendré mi avecilla, es hermoso mi bebé, ¿verdad?¡Por supuesto, se parece a nosotros! ¿cómo no podría estarlo? . - el gran capo sonrió y con él, AbelardoLa bella madre italiana, rodó los ojos. - que presumido eres, mafioso griegoSolo lo que se debe, Abigail, solo lo que se debeAl día siguiente, dieron de alta a Antonella, ella y el bebé, ya se encontraban en la mansión Diamantis, el mafioso Abelardo, no que
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