MAURICIO CASTRO.—¡Maia! —exclamo tocando su puerta nuevamente— ¿¡Estás ahí!? ¡Despierta, floja! ¡Ya es de día!Vuelvo a tocar la puerta y al no recibir respuesta, vuelvo a llamarla por teléfono.Suspiro y regreso a mi departamento para así teletransportarme a su departamento sin ser visto.Aparezco en la sala y veo todo normal.Voy a su habitación, pero no la encuentro ahí, así que tocó la puerta del baño y como no recibo respuesta, abro la puerta para encontrarme que tampoco está ahí.¿En dónde rayos está?Vuelvo a llamarla a su celular, pero está vez, escucho el sonido de este en una parte de su muy desordenada habitación.—Con razón no me contestaba —murmuro colgando la llamada desde su celular— ¿Cómo rayos salió sin el celu...? —una idea viene a mi mente—. Deja de pensar estupideces, eso es imposible.Lanzó su celular a su cama antes de teletransportarme a mi departamento, lo cual me deja un poco más mareado y débil, pero después de descansar un rato, el malestar desaparece y vo
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