Circe¡toc, toc, toc! ¡toc, toc, toc! ¡Din don! ¡Din don!—¡Circe abre la puerta! ¡Circé, sé que estás ahí! ¡Circe! Estaba en mi cama con Cosmos en mis brazos. No quería hablar con nadie, pero Ada me tenía cansada con su insistencia, todo el día estuvo llamando y enviado mensaje y ahora tocaba sin cesar mi puerta. Me levanté con desgano y fui a la puerta. —Hola Ada. —Dije, abriendo la puerta —¿Hola? Es lo único que me dices, te he llamado todo el día y no te dignas a responder ninguna de mis llamadas o mensajes. Ni siquiera para agradecerme que alimente a tu gato. —Gracias, amiga por cuidar de Cosmos, pero en estos momentos no quiero hablar con nadie. —Soy tu única amiga y no tienes a nadie para hablar, ¿qué sucede? Desde ayer estoy tratando de comunicarte contigo y no me das señales de vida. Me siento mal por la manera en que saliste corriendo de la fiesta, supe lo que te hicieron. De seguro fue Chiara, esa tipa me tiene harta.—Renuncié a la empresa, no quiero regresar a ese
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