Amelia.Los segundos pasan amenazando con colapsarme, el miedo puede jugar en tu contra cuando estás en medio de la penumbra.Hay muchas cosas vividas en mi cabeza que se repiten una y otra vez cuando algo me las recuerda, es como si cualquier pequeña cosa pudiera encender el caos que llevo dentro, como ahora que el pequeño bebé no para de llorar y me trae recuerdos desagradables.-¿Por qué lloras? No te entiendo. Su llanto se incrementa y mis ganas de correr también, no entiendo cómo funcionan los bebés, jamás he tenido uno a mi cargo, por lo que mis intentos de consolarlo fallan completamente desesperándome mucho más-Eres una imbécil...-Te odio ¿Sabes por qué? Porque eres igual a ese bastardo infeliz...Pum, pum, pum.Mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, amenazando con hacerme caer en la inmensidad de mis recuerdos tortuosos donde jamás quiero estar otra vez.El ruidoso estruendo de afuera acallar su llanto y mis pensamientos, preocupada por ser atrapados, me quedo quiet
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