Manuel, lleno de ira y determinación, finalmente llegó a la mansión de su hermano Daniel, con un ejército de 200 hombres. La noche era oscura, y la silueta de la mansión se recortaba contra el cielo estrellado, iluminada solo por algunas luces dispersas.—¡Adelante!" ordenó Manuel, su voz resonando con una mezcla de furia y resolución. Sus hombres, entrenados y listos para el combate, se desplegaron rápidamente alrededor de la propiedad, preparándose para el ataque.Desde una de las ventanas de la mansión, Daniel observaba la llegada de su hermano y su ejército. Su rostro estaba serio, sabiendo que el enfrentamiento final estaba a punto de comenzar. —Simón, Ibrahím, todos a sus puestos," dijo con calma, a pesar de la tensión. "—Esto no será fácil, pero debemos proteger este lugar y a todos los que están en él."Simón e Ibrahím, junto con el resto de los hombres de Daniel, se movieron rápidamente para reforzar las defensas. Jonathan se aseguró de que Luz estuviera segura, sabiendo que
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