Todos los capítulos de La Maldicion de la Flor de Hielo : Capítulo 11 - Capítulo 20
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El principe desconocido
Viajaron por varios días hasta que fueron capaces de divisar el reino de los Morgoth, su esposo no la acompañaba en el carruaje, había decidido terminar de recorrer el camino en su forma de lobo, le ofreció a su esposa llevarla sobre su lomo, pero ella se negó pensando que podría ser peligroso ya que no tenia conocimiento alguno de como ir sobre un lobo, le dio algo de miedo, su esposo lo comprendió y la dejo en el carruaje, los pobladores recibieron con flores a los miembros de la familia Phoenix, se vieron sorprendidos, jamás pensaron que los vampiros serian tan amables con ellos, se sentía bien, ahora con la alianza entre las dos grandes familias, los ciudadanos creían en un futuro lleno de gloria para sus pueblos.Elarimil saco la cabeza saludando a los vampiros que recibían con emoción a su amada princesa, cantaban su nombre y le dedicaban palabras cargadas de amor, ella los saludo por igual tomando flores que llegaban hasta sus manos, su rostro se ilumino con dicha al ver a su a
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Las semillas impuras
Luchar contra el deseo que despertaba el vampiro en ella era algo casi imposible de combatir, él la llevo a la cama en medio de ese apasionante beso, tenia manos muy hábiles, era un hombre con conocimientos previos, eso fue fácil de adivinar para ella, pero quería detenerse, su virtud como princesa estaba colgando de un hilo y todo seria peor si alguna mucama de daba cuenta de la presencia del vampiro.— Deja de pensar tanto — la alerto el vampiro— Te leo la mente, piensas en detenerme, pero tu cuerpo me dice otra cosa.— No quiero hacerlo— se aparto un poco—, mi virtud debe permanecer intacta hasta mi matrimonio.— Eso les preocupa mucho a las princesas de hoy en día — se burlo él paseando la mano bajo el camisón ajeno.— Es porque para ustedes los hombres la cosa es muy diferente, nadie los cuestiona— se levanto de la cama acomodando su camisón—, así que le sugiero, príncipe que se retire a sus aposentos, aquí no conseguirá lo que quiere.— Esta muy equivocada, prince
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Secretos
Dorian no fue capaz de dormir, observaba el cuerpo de su amante a su lado, ella estaba profundamente dormida, suspiro con pesar, se sentía intranquilo, salió de la cama colocándose una larga bata de seda color negro con detalles rojos, camino en la penumbra de la madrugada hacia la biblioteca, fue buscando a alguien en especial.— Sentí que me llamaba aquí — dijo el joven príncipe—, su majestad.— Bueno, se que mi hija no esta en sus aposentos, fue fácil adivinar donde estaba— la reina Quinn llevo sus ojos al vampiro—— No la obligue a venir, si eso desea saber — Dorian tomo asiento frente a la reina—, además, pedí su mano en matrimonio si no lo recuerda, creo que no podrá negarse ahora.— Puedo hacerlo y lo hare, no dejare que mi hija despose a un asesino con hijos bastardos y más amantes que años.— Me ofende, pero sus acusaciones son reales, tengo hijos, pero amantes no, pretendo serle fiel a su hija— Dorian sonrió de medio lado —, además, podríamos negociar.— ¿A
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El lobo y el vampiro
Disfrutaron de la corta celebración, a primera hora de la mañana Elarimil y su esposo se marcharon de vuelta a su hogar, la chica se despidió de su familia, decidió viajar sobre la espalda de su esposo convertido en lobo, era una criatura muy grande, entendía porque lideraba el ejercito principal de los Phoenix, subió en él, se sujetó como Keith le enseño la noche anterior y se marcharon tomando una ruta mucho mas corta al palacio del norte, llegarían antes que el resto de la familia. Tomaron un descanso cerca de un arroyo, la princesa bajo de su esposo para acercarse a manto de agua, se inclino para sacar agua en un cuenco que ofreció al pelinegro que descansaba recostado en el suelo. — ¿Estas agotado? — pregunto sentándose a su lado. — Un poco, estaré bien en unos minutos — respondió luego de tomar el agua. — Le puse un pequeño hechizo para que recuperes las fuerzas— hizo que recostara la cabeza en su regazo. — ¿Sabes mucho de magia? — pregunto él con curiosidad. —
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La reina azul
Elarimil estaba de pie frente a los ventanales, miraba hacia afuera, sabia que ella estaba de vuelta en el castillo, solo era cuestión de tiempo para que volviera a seducir a su marido, lo conocía, caería rendido ante los encantos de esa mujerzuela, se sentía intranquila, aunque otra parte de su ser le trataba de convencer que Keith había cambiado, que no la engañaría de nuevo, era difícil creerle a esa voz. — Su majestad — la interrumpió una doncella—, su esposo requiere de su presencia. — ¿En donde esta? — pregunto — La espera en su saloncito personal — dicho esto la doncella se inclinó para marcharse. Suspiro pesadamente, se dio la vuelta para ir al encuentro con su esposo, se preguntaba que le diría, tal vez le notificaría el regreso de su amante y que se iría a su cama hasta que se cansara, tal vez le pediría el divorcio para que la pelirroja fuera reina, miles de pensamientos parecidos le inundaban la cabeza, cuando entro al salón noto que su esposo vestía todavía la
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La serpiente roja
Elarimil huyo de su esposo antes del amanecer, el lobo dormía plácidamente a su lado, ella se sentía humillada, se fue a sentar junto a una fogata que seguía viva, miraba fijamente las flamas pensando en que haría ahora que podía sentir que en su vientre se gestaba una vida.— ¿Estas bien? — su hermano fue a hacerle compañía— Si, solo estaba cansada de dormir— respondió—, quiero volver al palacio.— Vamos — le extendió su mano— Kilyan y tu esposo llevaran a los demás de vuelta, podemos adelantarnos, además, me preocupa dejar tanto tiempo sola a mi esposa.— Me sorprende cuanto has cambiado por ella.— El amor es algo tan enigmático.Ambos mellizos rieron juntos, Elarimil se quedó esperando mientras Dorian se fue en busca de su caballo, tardo unos minutos en regresar, ayudo a su hermana a subir, luego subió él tomando las riendas del caballo.— ¡Elarimil! — grito su esposo saliendo de la carpa Ella volteo solo para dedicarle una mirada corta, su hermano emprendió e
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Lo que el dolor puede provocar
— Traigan al sanador — pidió Elarimil una vez estuvo en su cama.— Si, su alteza— la mucama salió de prisa en busca del sanador que atendía a la reina.El sanador no tardo en llegar en menos de diez minutos ya estaba atendiendo a la reina que apenas podía lidiar con la noticia del nombramiento de Anne, su llanto no lograba detenerse, fue difícil atenderla en ese momento tan doloroso para ella.— Debe guardar reposo, su alteza, por la seguridad del niño— dijo el sanador una vez la logro tranquilizar—, el rey debería saber de su estado.— No, ya es demasiado tarde para eso, no quiero que lo sepa— respondió la reina— ¿Mis suegros volvieron de su viaje?— Si, su alteza.— Por favor llámenlos, quiero que vengan en cuanto estén libres.Sin poder hacerla cambiar de opinión, la reina se quedo en sus aposentos, el rey no pregunto por ella estaba demasiado ocupado atendiendo a su amante, la trataba como la mas preciosa criatura del mundo porque le estaba entregando la dicha de
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Las urnas
Nombrar a Kilyan como su espada juramentada solo había sido un acto de rebeldía, quería pagarle a su esposo con la misma moneda aunque solo fuera ante los ojos de las personas, no tenia intenciones de entrar al mismo lecho con el elfo, eso él lo sabía y había aceptado las condiciones de Elarimil antes de ser nombrado ante la nobleza, la noticia y el rumoreo de las palabras que la reina le había dirigido a su esposo cuando se marchaba se esparcieron más rápido que el fuego, nadie podía juzgar las decisiones de su monarca, porque sabían que el rey se lo merecían, había dado su favoritismo a la mujer con la peor reputación de todo el reino.Pasando los días, Elarimil hizo varios cambios en el palacio, el primero de ellos fue mandar a la amante de su esposo a una torre donde fue encerrada, con comodidades, pero finalmente encerrada, Anne casi se volvió loca cuando la sacaron de la lujosa habitación para mandarla a una más pequeña.— Su esposo ha llegado, alteza— le avisaron, ella apena
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Un aroma conocido
Elarimil no pudo dormir, estaba preocupada por la salud de su esposo, constantemente revisaba la temperatura de su frente, pensaba que tal vez se estaba enfermando, aunque apenas la abrazo al estar en la cama quedo profundamente dormido, acaricio los cabellos de él, apartando los que le cubrían la frente, se sentía un poco extraña, como si compartiera la cama con un hombre diferente, suspiro agotada, lo mejor que podía hacer en ese momento era intentar dormir. En la mañana se retiro antes de que su esposo despertara, volvió a sus aposentos privados, tomo un baño para poder iniciar con sus tareas de cada mañana, eligió tonos negros para su vestido de esa mañana, hacían una combinación con el platinado de su cabello, lo mantuvo suelto, no le gustaba peinarlo en realidad, solo lo permitía cuando debía estar presente en alguna ceremonia formal. — Su esposo la espera para el desayuno— entro una de las mucamas. — ¿Ya se encuentra mejor? — pregunto la reina. — Parece ser que sí,
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Te abrazo con fuerza, para no olvidarte
La presencia de los amantes era más notoria para Dorian quien tuvo que correr de vuelta al palacio, si salían completamente iba a ser un gran problema, como brujos él y su primo debían contenerlos hasta poder crear un entorno seguro para Keith y Elarimil, si permitían que sus segundas almas salieran sin ese entorno podrían matarlos en el intento, la magia que fue utilizada por la madre de Elena era de las mas oscuras y poderosas que existían, pero que desgraciadamente pocos conocían, eso limitaba los intentos de los primos. En la biblioteca los antiguos amantes seguían devorándose en necesitados besos, las manos de Isaak recorrían el cuerpo de su amada bruja, cegado por el deseo no eran capaces de ver que sus cuerpos no eran los mismos, lo único importante para ellos era disfrutar del reencuentro. — No pude vivir sin ti — decía el lobo a su amante—, no puedo hacerlo de nuevo… — Debías volver…— respondía ella—, mi vida se fue contigo. — No, no digas eso, mi amor— suplicaba—
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