Mateo Ya no había vuelta atrás, estábamos completamente desnudos y ella exigía más. Mi erección era más que evidente en frente de ella, su cuerpo se veía san suave y pequeño en esa cama, no la quiero lastimar. Me escabullí en sus senos, lamiendo y chupando sus pezones duros, oigo sus gemidos y eso me pone más duro, con la otra mano baje a sus piernas acariciándolas, subiendo y bajando, llegando a acercarme a su intimidad, solo con el rose suelta otro gemido, no hay objeción de su parte, asique sigo bajando, llegado a su clítoris, estaba tan húmeda que yo solté un gruñido en sus pechos, mis dedos jugaban, subían y bajaban mientras sus gemidos eran más fuertes. Bajé suavemente con mis labios en su piel, besando sus piernas antes de sumergirme en el mejor de los aromas, sus gemidos eran ahogados. La orille en la cama, sus piernas rodearon mis hombros mientras lamia y chupaba, sus manos en mi cabeza, su espada se arqueaba contra la cama gimiendo cada vez más fuerte, h
Leer más