AMALIA.El rey se estaciona delante de la universidad.—Gracias por traerme —le digo agarrando mis cosas.—Es un gusto —me dice—. Que te vaya bien.Asiento y salgo del auto, el cual se va apenas cierro la puerta.Cuelgo bien la correa de la mochila en mi hombro antes de dirigirme a la facultad mientras unas personas me ven, lo cual ya no me sorprende, y ya que todos saben quien es mi alma gemela, además de eso, hay que agregar el hecho de que tengo a dos mujeres detrás mio siguiéndome para asegurarse de que nada malo me suceda.Por otro lado, desde hace años me empece a acostumbrar a que los normales me vieran más de lo normal cuando se daban cuenta de que era una joya, lo cual me molestaba y me sigue molestando, pero nada de esas miradas se comparan con las que recibo ahora, pero ese no es gran problema, el gran problema (además de los reporteros) es que ahora todos me tratan diferente lo cual realmente me llega a molestar un poco y lo peor no eso, lo peor es que alguien en la facult
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