Michael RedfordHabitación antigua de Michael, casa de los viñedos de los RedfordLa forma en que Mia movió sus caderas buscando más placer, era como una droga visual que quería seguir disfrutando, era demasiado caliente, sexy y era bastante receptiva a mis manos y a mi boca. “Una sirena” pensé, mis manos estaban incrustados en la piel de sus caderas marcando un ritmo al estar sobre mí en horcajadas, se balanceó hacia enfrente y hacia atrás gimiendo por la fricción, la piel se me erizó hasta el grado de doler, pero era placentero, aceleré y ella explotó, convulsionó intentando callar el ruido que hacía al llegar a su propio clímax, era como escuchar música y esa misma me llevaba en automático a mi orgasmo, salí de su interior mientras me venía fuera, ella cayó a mi lado y respiró como si de un maratón hubiéramos llegado, éramos sudor, jadeos y gemidos momentos atrás, creo que en un momento cuando entré en su estrecho interior, gruñí algo que ni yo entendí, terminé de venirme y de inme
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