BRYCEUn suave olor a lavanda inunda mis fosas nasales, me remuevo inquieto, la cabeza me duele una mierda y mi mano se desliza por algo que es suave, delicado. Abro los ojos lentamente, observando a la mujer de cabello caoba claro, con destellos rubios, que yace dormida pegada a mi pecho. América Sullivan, no, ahora, es América Henderson, anoche, la follé como nunca, la hice mía una y otra vez, la llené con mi semilla tantas veces, la marqué, y ahora, me siento mal, porque una parte de mí, siente que me estoy defraudando, que debo seguir con mi venganza. En cambio, otra, sabe que quizá no sea tan malo, después de todo, anoche le prometí algo, ella a mí, estoy seguro de que podré contener esto un tiempo más, hasta qué sepa que hacer con ella. Verla desnuda, hace que mis deseos por volver a follarla crezcan. No debo, quedó tan adolorida, que su sexo quedó rosado hasta la mierda, me levanto antes de que mi polla sea la ganadora, me visto y salgo de la habitación para dirigirme a la
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