AMÉRICATermino de vestirme cuando Bryce vuelve a entrar a la habitación, esta vez se nota pensativo, va con el teléfono en mano, luego lo deja sobre el tocador, se le ve contrariado y eso me preocupa. —¿Te sientes bien? —le pregunto. Él levanta la mirada, solo que ahora no está el mismo brillo de hace quince minutos, el mismo que destellaba de sus ojos cuando me miró. —¿Te sucede algo? ¿Es la empresa? —le pregunto. No deja de observarme con esa mirada muerta y comienzo a molestarme, sin embargo, no lo demuestro. —Bryce… —No es nada, me voy —agrega.Sale de la habitación y frunzo el ceño, me asomo por la ventana y me doy cuenta de que le ordena algo a sus hombres, luego se dirige a su auto, entra dando un azote de puerta, pisa el acelerador y se marcha como alma que lleva el diablo. —Qué raro —susurro para mí misma. El llanto de mi hija es lo que me hace salir de mi aturdimiento, voy a su habitación, Debby intenta calmarla, le pido una disculpa por dejarle la carga, la tomo e
BRYCECuando llego al sitio, me doy cuenta de que se trata de una mansión elegante, aún tengo mis dudas de sí se trata del padre de América y su hermana, esa es una de las razones por las cuales no le mencioné la invitación extraña, por ello traje a Vanesa, quien llega cinco minutos tarde, mejor ella que la madre de mi hija. No pienso exponer a ningún peligro a América, es necia, por ello mentí. Miro la hora que marca mi reloj de mano, la paciencia no es lo mío, pude haber venido solo, pero una de las cualidades de Vanesa, es meter las narices donde no debe, y eso es lo que quiero que haga esta noche. Luego de contarle lo sucedido con Alene y América, omitiendo que mi esposa solo estaba siendo manipulada, aceptó ayudarme a cambio de que siguiéramos viéndonos, dije que sí, solo porque quiero obtener esa información, la que sea, más no pienso cumplir. América no sale de mi cabeza, comienzo a sentir cosas que incluso no sentí por Alene cuando creí amarla. Levanto la mirada al escucha
AMÉRICAMe congelo, las piernas me tiemblan y un escalofrío recorre mi espina dorsal, me escabullí con Debby a la dichosa fiesta de la que Bryce me mantuvo alejada, y ahora entiendo por qué, mi amiga, es quien tiene que sostenerme del brazo para que no pierda el equilibrio. Ver a mi padre y hermana resulta ser un golpe bajo, hace dos años que no los veo y parece que fueron como veinte más. Ellos no se han dado cuenta de mi presencia, de hecho, nadie lo hace, ya que estamos escondidas detrás el Cristal de una de las entradas de la mansión. Me doy cuenta de cómo ayudan a bajar a mi hermana, mintió y ahora eso podría suponer una mancha en mi carrera, los reporteros se acercan a ella y comienzan a hacerle preguntas. —América, es mejor que nos vayamos —dice Debby. Pero no puedo apartar la mirada de la mujer que se parece a mí, solo que ella está llena de odio hacia Bryce y a mí. —No estoy segura —musito.—No creo que sea buena idea quedarnos después de lo que dijo tu hermana —respond
AMÉRICANo pude dormir en toda la noche, y cuando por fin lo logro, me despierta la alarma que me anuncia que ha amanecido. Miro a mi alrededor, por un segundo mantengo la esperanza de encontrar a Bryce dormido, a mi lado, pero la desilusión le embarga al notar que nada fue un sueño, una pesadilla, él no llegó a dormir, él seguro se quedó con Alene. Las palabras que le dijo, hacen que de nueva cuenta se conviertan en espinas que se me clavan en el pecho. De cualquier modo me doy una ducha rápida para despertar, no quiero encontrarlo, ya sé lo que me dirá y no me siento preparada para lo que viene. Voy a la habitación de Madeline, la cargo y ella me recibe como siempre, el color de sus ojos hace que un nudo se forme en mi garganta y la pego a mi pecho. —No importa bebé, somos tú y yo contra el mundo —le susurro—. No necesitamos a tu papá. Me quedo mirando a mi hija todo el tiempo que puedo, luego trabajo un momento hasta que Debby me saca de mi ensimismamiento. —He encontrado un
BRYCETermino de firmar los papeles que tengo frente a mí, siento que el cansancio se convierte en una enorme piedra que cae sobre mis hombros, lo que estoy haciendo no es para nada fácil, en especial, cuando la vida de América y de mi hija corren peligro. Muevo el cuello con estrés, necesito hacer que ellas estén a salvo y fuera de lo que mi padre provocó, aunque no estoy seguro todavía de ello. He mandado a un par de investigadores para que ahonden en el caso. Por otra parte, América está un poco extraña, trata de ser sutil y cortante cada que nos cruzamos en el camino, puso como excusa no follar porque está en sus días, pero joder, ha pasado una semana de eso, hay algo más y lo pienso averiguar. La mirada que me lanzó anoche, cuando entré al baño con la intención de ducharme con ella, cubriendo sus tetas y coño con las manos, como si no quisiera que la viera desnuda por mucho más tiempo, me hace sentir como una mierda. Había un destello de molestia, de decepción, vi el dolor en
AMÉRICAEntro a la habitación, tratando de ignorar tanto la pregunta cómo la presencia de Bryce, ha sido toda una odisea, y, sin embargo, las cosas están saliendo bien con el asunto del divorcio, Altair ha resultado no solo un buen abogado, sino, un excelente compañero y amigo. Hoy, luego de una reunión para mostrarme que el proceso ha avanzado, me invitó a cenar. Pase muchos días rechazando sus ofertas hasta que Debby me convenció de que no era tan mala idea, fue ahí cuando él me dijo que ningún abogado hubiera aceptado mi caso por Rupert, porque es el abogado de Bryce, mencionó que nunca pierde un caso y que es temido en el mundo de las leyes. Cruel para sus clientes, descarado con los jueces, implacable en los juzgados y ganador nato, así lo describió Altair. Le temen lo mismo que le tienen respeto, pero eso a él no le importa, así que eso lo convierte en una de mis personas favoritas. —Te hice una pregunta —insiste Bryce. Sello mis labios y lo miro por encima del hombro, ¿po
AMÉRICADuele, eso es lo que siento en el pecho cuando los veo juntos, pero no pienso demostrarles ningún indicio del daño que me están haciendo con su presencia aquí. Gracias a Dios, Madeline descansa su barbilla sobre la curvatura de mi cuello y hombro, se ha quedado dormida. —Mi sobrina —arguye Alene con falso orgullo. Olvida que somos gemelas y que sé cuando miente y cuando dice la verdad, bueno, esta es una de esas en las que dice mentiras. Imagino que está pensando en las mil maneras que tiene para sacarnos de aquí, pero antes de que lo haga, pienso salirme por mis propios medios. —Bryce me ha contado todo, quiero que sepas que estos dos años han sido un infierno para mí —habla—. No solo por lo obvio de mis piernas, sino, porque te he extrañado mucho. Miente. —Escapé de papá, y he venido a vivir aquí… Mi corazón se vuelve a romper y evito mirar a Bryce. —Quiero que comencemos de nuevo —finaliza mi hermana. Sello mis labios, sé que ambos esperan a que diga algo, siento q
BRYCEJuego con el anillo que América me dio hace una semana, una en la que ya no vive en la casa que compré por ella, no por su hermana, no me quiso escuchar, si bien, pude haberle gritado que todo es un maldito plan y que solo la intento proteger, no quise que tuviéramos más problemas y que todo se fuera por la borda. Solo esperaba que el resultado fuera positivo, porque estoy poniendo mucho en juego, se compró una casa a quince minutos de la mía, quince jodidos minutos nos separan. Y aún por las noches, rememoro las palabras que me dijo "Te amo" Maldita sea, yo también la amo, la deseo, es mi mujer, mi esposa, la madre de mi hija y futuros hijos, porque quiero tres como máximo, mi polla desea hundirse en su cuerpo todo el tiempo. Pero ahora tengo que esperar, las cosas con Alene van bien, sé que miente, sé que sigue teniendo contacto con su padre, lo único que me queda es averiguar qué es lo que planean los dos. Hacerla creer que quiero intentar las cosas con ella, me han orill