(Renata Pellegrini)Observo los destellos de luz a través del cristal tintado de la ventana, un silencio espeso llena el interior del coche, mi mente se vuelve hacia el recuerdo de la primera vez que estuve en el mismo vehículo que Filippo, aunque no sea el mismo coche, tiene el mismo olor a nuevo. Trago saliva, recuerdo las mariposas en mi estómago y los nervios de estar tan cerca de un hombre como él. Pero ahora, parece como si fuera la primera vez, ¡y me odio por ello!Durante tres largos días, lo ignoré y huí de él, no respondí a sus llamadas ni a sus mensajes, incluso llegué a bloquearlo, cambié las cerraduras del portón y la puerta para que no pudiera entrar más, y ahora aquí estoy, dentro de su coche.Siento su mirada en mí varias veces, pero no tengo el valor de mirarlo a los ojos, tengo miedo de lo que mis ojos puedan decirle, tengo miedo de ser traicionada y de que descubra que aún lo extraño.Cuando lo vi abrir esa puerta y las lágrimas brillaron en sus ojos al escuchar el
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