XXXIAún con la decisión atorada en la garganta, aun sabiendo que ya no se hablaba de su vida, sino de la de un inocente, sabiendo que debía apartarse de cualquier cosa que lo mantuviera vinculado a Jasha, Kei no podía solo dejar de lado su corazón, y actuar si piedad. Entendió, que era inútil huir del niño, así estaba destinado, y por mucho que el padre verdadero lo hubiese rechazado, sabía que debía tener el corazón roto por hacerlo. Conocía a su hombre, medio loco, medio extraño, pero de sentimientos nobles y puros. Jasha llevaría clavado para siempre a su bebé en el alma.—¿Cómo será posible, que me lo den si no hay una pareja conmigo? —preguntó con voz temblorosa ese de ojos tan rasgados.—Señor Kanzaki, no le voy a mentir, es ahí cuando el dinero empieza a hablar. La señora Ekaterina dejará toda la documentación lista cediendo todos los derecho a usted, pero es cierto, no es del todo suficiente. Usted debe firmar ahora que la señora está en pleno uso de su razón, si ella cae en
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