Por la tarde cuando Lorenna salió de la oficina, buscó su auto y salió del estacionamiento pensando en dirigirse al bar a encontrarse con sus amigos. En la calle, Juan Carlos la estaba esperando parado junto a su auto, en cuanto la vio salir la interceptó casi que atravesandose a mitad de carretera, Lorenna frenó de golpe, asustada lo miró con recelo, a él eso no le importó y se acercó por el lado de su ventallinna, Lorenna bajó el cristal.—¿Qué demonios te sucede? pude matarte.—Ya me estás matando con lo que estás haciendo con ese tipo.—¿Qué haces aquí? ¿hasta cuándo piensas dejarme en paz?—Hablemos por favor.—Fabrizio puede verte.—Ese idota ya salió hace más de media hora, ¿acaso no te avisó que se iba de la empresa?—Por supuesto que lo hizo, pero podría regresar. —Los conductores de los autos que estaba detrás de Lorenna comenzaron a tocar la bocina, Juan Carlos insistió:—Por favor, detén el auto. —Lorenna no deseaba hacerlo, y no supo ni como se dejó convencer, estacionó e
Leer más