Giovanni sentía su cuerpo arder en un calor abrasador y descomunal como nunca antes sintió. La figura de aquella hembra a la que deseaba y que estaba destinada a ser su compañera, nuevamente se dibujaba en medio de sus pensamientos nocturnos. Sus instintos más básicos habían aflorado, pero, tambien, algo más había aflorado junto con ellos. Algo más que una simple pasión desenfrenada.El instinto del lobo era completamente eso, solo instinto, no había nada mas en su haber que el deseo carnal, el deber de brindar protección y de hacer crecer a su manada. El alfa tenía esa única función, además, por ello, sabía que aquellas ocasiones en que vio demasiado triste a Regina, agobiada por todos los problemas de su madre, era solo parte de su instinto lobuno que se manifestaba en su deseo de protegerla y saberla bien, después de todo, Regina era la hembra que pasaría el resto de su existencia a su lado, y quien les daría a los anhelados descendientes que llevaba tiempo esperando engendrar para
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