—Muy bien, necesitamos hablar —comencé. — primero, no deben meter perros de la calle…—No estaba en la calle, Ciara —me replicó Britt. — estaba en el elevador.—Y estaba asustado, mamita —me contestó Ethan.—Y él nos siguió solito, queríamos esconderlo, pero olió la comida y encontró a la abuela Antonella —terció Cam.—No importa, no perros en la casa. Los tres me miraron como si hubiera dicho la peor cosa del mundo.—No, mamita, no puedes hacernos esto. Titán es nuestro amigo.—Ciara, Titi, es como mi hermano. Tú dejas estar a Cam con nosotros, ¿por qué no a Titi?—Yo no soy un perro —replicó Cam. — pero sí, déjalo venir a visitarnos, por favor.Y me llené de por favor, multiplicados por tres al mismo tiempo miles de veces.—¡Ya! —grité—. Silencio. —Y hasta el perro me miró serio.— Vamos a discutir lo del perro después, ahora lo importante es que necesito hablar con ustedes. —Miré quienes se sentaron junto al perro. Britt no dejaba de acariciarlo.— Alex y yo hemos decidido ya no se
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