Tomé un baño de agua humeante para poder soltar todos esos malos recuerdos. Luego, bajé las escaleras junto con Charlie y llegamos al living, donde el preparó toda la mesa para que pudiéramos tomar el té juntos. No había nadie más allí.—¿Dónde están los demás? —pregunté, mirando a mi alrededor.—Mis hermanas están en sus cuartos, mi madre, con mi padre. —contestó, en un tono alegre. —Nadie viene al living muy seguido, salvo para después de la cena.Asentí con la cabeza, el resto de ellos eran personas bastante reservadas. Charlie era el más conversador, por lo que agradecí que quisiera hablar conmigo.—No quiero ser grosera, es que… —dije, tomando un sorbo de té.—¿Quieres saber como se encuentra la manada de Iker? —preguntó, directamente. —No tengo que leer tus pensamientos, lo has preguntado muchas veces en el auto. —sonrió.—Soy muy predecible. —acoté, bebiendo otro sorbo largo.—No puedo decirte, es que no lo sé. Mi padre te lo dirá cuando a el se le de la gana, supongo. —entrece
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