(Keira)Deslicé mis dedos por mis brazos, para sentir la suavidad de mi piel humana. Era tan tersa, como si estuviera hecha de cera. Mi cabello acariciaba mi espalda, limpio y pulcro, como en el pasado. Miré mis manos, otra vez sonrosadas. El poder se extinguió dentro de mí, el demonio se había marchado para siempre. Sentía una relajación en cada parte de mi cuerpo, mis huesos, mis músculos, todo estaba en paz ahora. Cerré los ojos al escuchar el aullido de Iker. El estaba vivo, era lo más importante.Cuando empujé a mi hermana para pelear esa batalla, sabía que la muerte de mis dones le daría la vida a quien yo más amaba. En el fondo, siempre supe que era eso lo que Kat intentaba sacarme, porque con mi sangre de demonio lograría alcanzar la grandeza del lobo. Pero yo lo iba a entregar por propia voluntad, por amor.El aullido comenzó a llamar a los diferentes lobos de los alrededores, a los cuales había visto pelear en contra de los míos. Abrí los ojos para contemplar la escena de c
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