No me quedaba en claro si se burlaba de mi o de los poderes de Kat, pero se había ahogado con esa carcajada por minutos y comenzaba a fastidiarme. Al parecer le parecía un problema muy tonto, bajo su punto de vista tan despreocupado.—Bah, si no vamos a entrenar me voy. —dije, molesta.—No, te quedas aquí y aguantas esta risa. Mira, vas a decirme que no es divertido. Nunca creí que alguien pudiera sentirse intimidado con la inseguridad. Si no fortaleces tu amor propio, entonces estás perdida en cualquier aspecto de la vida. ¿No te parece? —preguntó, mirando con severidad. Ahora no parecía estarse burlando.Asentí, claro que lo sabía. Pero no era para mí tan sencillo, a veces a lo largo de mi vida sentía una montaña de inseguridades que no se marchaba con nada. Esa falta de amor propio a veces me ahogaba y cuando creía que se había marchado, regresaba con más fuerza. El miedo al rechazo, las burlas y el fracaso eran tan difíciles de expulsar de mi vida. Sabía que era un impedimento en
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