VIGÉSIMO TERCERO Tubo pocos momentos en su vida, la que recordaba, en la que había quedado completamente en blanco. Este era uno de ellos y no era la única, Magnus había clavado la mirada en ella viéndola sin ver en realidad. Simplemente los orbes anclados en su rostro, mientras su mente divagaba lejos. —¿Quién lo ha dicho?. Un peso salió de sus hombros, al fin podía saber de donde venia, de donde pertenencia. No era alivio lo que sentía, simple dolor porque lo perdió todo sin saberlo. Sus padres, su corte, su propia casa. Estaba sola en el mundo como siempre, sin sus recuerdos o con ellos. Dolor, angustia, incertidumbre, todo paso por ella. Cada faceta la vio aquella mujer, que con sus ojos extraños la miraba apenada. —Dalila era tu nana, Lily, porque ese es tu verdadero nombre. Némesis es solo uno que inventaron tus padres para que nadie sospechara tu identidad cuando despertaras. - Se acerco a ella posando una mano en la suya. — No solo tu fuiste dormida, alguien te acompaña
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