Jen SaldañaMiamiDulce le sonrió, eso era perfecto, ya tenía el señor Mijaíl, el perdón de mi prima, con esto ya no había marcha atrás, Boggi le iba a hacer caso a su novia. Pues me daba cuenta de que cómo dijo Dulce, todo se consultaban, me gustaba su comunicación, pero que no exagerara, porque viéndolo bien, este par era dado a engrandecer pequeños malos entendidos.El ejemplo más claro, lo tuve delante de mis narices, cuando ocurrió lo de Emiliano, que tanto fue su berrinche y su coraje, que no le duró nada cuando se conocieron ella y Boggi y el pobre Emiliano, pasó a ser parte de su lista de temas olvidados, porque en todo este tiempo no ha salido en ninguna conversación.–Está bien, señor Mijaíl, yo como le he dicho a su hijo Jacob y a mi prima, que no soy rencorosa – Dulce le volvió a sonreír – Quiero lo mejor para mí y para Boggi y me alegra saber, que usted ha considerado el aceptarme como la novia de su hijo.Mi prima siempre estaba de buen humor, era lo que me gustaba de el
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