Amanda.«Despierta. Vamos despierta»Una intensa desesperación llenó mi sistema en cuento recuperé la movilidad de mis extremidades. Odiaba sentirme así, me hacía recordar el momento en qué desperté en aquella habitación de hospital después, después de que todo cambiará, después de que la persona que consideraba un hermano, y sobre todo, que amaba con locura, intentará matarme.Lo primero que detecté fueron dos cosas, un olor dulce, como a vainilla mezclado con manzanilla y canela. Lo segundo, una inmensa comodidad debajo de mi espalda, como si me encontrará acostada sobre una nube, u algodón de azúcar.Abrí los ojos incorporándome dónde sea que había estado recostada, todo para darle cuenta que estaba sobre una enorme cama con sedas rojas, la decoración de la habitación en su mayoría dorada. Me senté al final de la cama. La cabeza me dolía casi de la misma manera, antes de quedar inconsciente. Respiré profundo cuando el olor se hizo más fuerte, la puerta había sido abierta. El rostro
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