Estaba perdida en la intensidad de esa mirada, ¿ qué tendría de malo un beso? ¿ qué tendría de malo?- Sólo uno… y…- No pudo continuar la frase porque Daniel ya le había silenciado, sus labios eran suaves y calientes, su aliento olía a café, se sentía dulce, los brazos de su esposo la estrecharon con más fuerza y la levantó dejándole en punta de pies. Samanta se sujetó del cuello de Daniel, disfrutaba del beso, recordaba como besar, sacó la punta de lengua para su asombro, él hizo lo mismo, lo recibió sin dudarlo, su interior era suave y dulce. La mano traviesa de Daniel se movió a un glúteo y lo apretó con fuerza, el ambiente se estaba calentando, la mujer abrió los ojos y un sonido extraño emanó de su garganta, esos dedos seguía
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