Al ver a la Marquesa caer al suelo sangrando a raudales, el nuevo Gobernador lanzó un grito estremecedor, mientras decía: ¡Giorgiana, mi amor, quédate conmigo por favor! No me dejes solo.No… llores… amor… ¿Sabes? Le doy gracias a la vida… por haberme permitido… verte una vez más… y decirte… lo mucho… que yo… –le dijo Giorgiana de forma entrecortada a Adler, mientras perdía mucha sangre, pero el Duque la interrumpió:“Mi vida, por favor no hables, no te esfuerces. Te prometo que aunque yo tenga que dar mi vida, tú volverás a ser feliz. Pero, no te des por vencida, te lo suplico.” –y al decir esto, el nuevo Gobernador prorrumpió en un llanto desgarrador.¡Hija mía! Perdóname por haber insistido que regresáramos a Inglaterra. Pero, te prometo que en cuanto te recuperes, nos regresaremos a Escocía, pero tienes que estar bien, ¿Me oyes? Te prohíbo que nos dejes solos a tus hermanas, a tu madre y a mi, así que abre tus hermosos ojos, mi mariposita. –le dijo el Marqués de Yorkshire a su
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