Por supuesto que te disculparas en este momento, o de lo contrario, yo mismo te azotaré en público. Pídeles perdón, o te entregaré a la voluntad del Rey y del Duque de Wellington. –Lord Callaghan amenazó a su hija, después de abofetearla con tal ímpetu, que la hizo temblar. Les pido perdón a todos, sobre todo, a la Princesa Alana. –dijo Kiandra entre dientes, en forma de susurro. No la escuchamos, señorita. Por lo que queremos que repita de nuevo sus disculpas, con las Princesas aquí presente y con la Marquesa de Pembroke. Acto seguido, deberá retirarse de la Corte, ya que usted no es ni será bienvenida de nuevo. –sentenció el Duque de Wellington con firmeza. Tú no eres el Rey para prohibirme la entrada a la Corte, no tienes esa autoridad. –le respondió Kiandra con desafío.-Es cierto que Adler no es el Rey, pero a partir de hoy, él será nombrado Gobernador de Londres. Por lo tanto, si él dice algo, eso se cumple. –dijo el Rey sorprendiendo a todos, sobre todo, al mismo Duque. ¿Se
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