GeorgeEstocolmo, Suecia — ¿Y está estable? —pregunté preocupado a mi padre que estaba bastante serio del otro lado de la línea.—Sí, tiene que mantenerse serena o su presión arterial subirá. No he podido entrar a verla, más que cuando me dijo acerca de tu situación y que era abuela, luego los doctores entraron y tuve que salir, pero está estable. —me pasé una mano por mi rostro, así no estaba planeado contarle a mi madre.— ¿Y quién fue el que le dijo mi situación? Solo lo sabemos tú, Marie, Billy, Victoria y yo, obvio que el doctor, pero nomás.—Fue Johanna. —mi corazón latió a toda prisa. —Ella fue quien le dio la noticia en la exposición de la joyería.— ¿Qué? —espeté con molestia, me levanté de un movimiento y miré a Victoria, ella estaba sentada en el brazo del sillón del despacho, tenía sus brazos cruzados contra su pecho y un pie lo movió de manera distraída, pero se detuvo al ver mi reacción, se puso de pie y esperó a que terminara la llamada. — ¿Cómo es que Johanna le dijo
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