Victoria George bajó de la limusina y nos ayudó a bajar extendiendo su mano hacia a nosotras, caminamos los tres por la alfombra roja, se escuchaba los flashes de las cámaras, él sostenía de la mano a nuestra hija, se acercó para responder unas preguntas de una reportera, pensé, “La he visto” entonces recordé quién era, ella sonreía emocionada hacia a nosotras, George se veía bien, un poco demacrado por las quimioterapias pero hizo todo lo posible para estar sonriendo este día. Después de eso, entramos al edificio, Hilary y Albert, junto con Marie y Amal, nos esperaban en el gran recibidor donde se encontraba más gente elegante, todas las miradas se posaron en nosotros. —¡Bienvenidos!—exclamaron mis suegros elogiando nuestros atuendos, Hilary de inmediato a poner su mano en mi vientre pero siempre antes pidiendo permiso con su mirada, yo siempre la dejaba, estaba loca por sus dos nietos.—¿Cómo te has sentido en tu nueva casa? ¿Cuándo empezaremos a armar la cuna para el pequeño, Geor
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