Dante.Desesperado…Esa era la palabra correcta, había miles de imágenes golpeando mi cabeza, eran quizá recuerdos, quizá sueños, pesadillas. No sabría decirlo con seguridad.Sentí que era arrastrado una y otra vez a lo más profundo del mar y era la única cosa que se repetía como un mantra.Un vehículo doble dirigiéndose a mí, y luego nada…—Dante, cariño, despierta, por favor, despierta.La voz desesperada de Antonella me obligaba a salir de aquel mundo de oscuridad, sin embargo, no me dejaba alcanzar la superficie antes de arrastrarme de nuevo, era una lucha campal entre el pasado y el presente; hasta que, finalmente, caí en un sueño profundo. Donde solamente podía ver a Antonella y mi hijo.Mi hijo crecía en el vientre de Antonella, no me importaba quien era, no quería saberlo, quería disfrutar de lo que tenía aquí en Amalfi, disfrutar de mi esposa y de mi hijo…—¡Entienda, Antonella, lo que usted está haciendo es una falta grave, está negándole a mi hermano su derecho de nacimient
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