Capítulo cincuenta y uno.
EpílogoUn sueño hecho realidadAntonellaMiré mi reflejo en el espejo de mi habitación, acaricié la fina y exquisita tela de mi vestido de novia y no pude evitar sonreír.Habían pasado cinco años desde que conocí a Dante Ferrara y cuatro desde que vivíamos juntos. Sin embargo, eso pareció no ser suficiente para mi príncipe e insistió en unirnos en matrimonio civil y religioso.Volví mi atención al espejo y fue imposible no recordar el día que todo comenzó, fue así, con el sueño de la boda perfecta.—No te muevas tanto, Antonella o no podré cerrarte el vestido —se quejó Carina detrás de mí, me había olvidado de su presencia.—Estoy nerviosa —refuté en mi defensa.—Llevas cinco años viviendo con él, ¿Cómo vas a estar nerviosa? —preguntó frunciendo el ceño.—¿Y si mi príncipe se convierte en rana? —pregunté haciendo un mohín.—Deja de decir tonterías, Antonella, ¿Cómo Dante puede convertirse en una rana? —cuestionó y agregó—: pensé que habíamos superado esa etapa hace mucho tiempo.—Per
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